Si finalmente se produce la profetizada (y autocumplida) quiebra de  Grecia, los bancos afectados por el impago no deben pensar que los  gobernantes europeos titubearán a la hora de rescatarlos tanto como han  vacilado para ayudar a Grecia desde el inicio de la crisis.
Al contrario: nada de cumbres frustradas, discusiones y planes de  rescate lentísimos. Con los bancos todo será rapidez y eficacia:  Alemania ya tiene diseñado un salvavidas para sus entidades, y el resto  de países y autoridades económicas se apresuran a tener lista la  manguera para abrir el grifo en cuando vean un atisbo de humo.
Qué diferencia de trato con los bancos y con Grecia. Mientras los  primeros fueron rescatados al inicio de la crisis sin perder un minuto, y  volverán a ser reflotados autómaticamente en cuanto haga falta, al país  heleno sus socios europeos lo han dejado a la intemperie una y otra vez  cuando más fuerte llovía, le han regateado la ayuda, le han impuesto  condiciones durísimas, la han menospreciado y hasta humillado, la han  dejado a merced de los especuladores, le han impuesto planes  asfixiantes, le han torcido el brazo y la han puesto de rodillas, para  al final dejarla caer, y tal vez expulsarla del club europeo.
Nada que ver con la banca, a la que se arropa al primer estornudo.  Pero claro, a Grecia nunca se la consideró “too big to fail”, como se  decía de las grandes entidades en 2008: eran demasiado grandes para  caer, y había que socorrerlas para que no nos arrastrasen en su caída,  mientras que Grecia era un pequeño país, en la periferia, con un PIB  insignificante, un maldito PIG, prescindible y fastidioso.
Y ya ven ahora: la pequeña Grecia, la menospreciada y maltratada  Grecia, puede ser la que se acabe llevando por delante toda Europa, si  se cumplen los presagios que dicen que el impago griego será la chispa  que termine por calcinar la economía mundial.
No me digan que no parece una venganza, incluso una cruel justicia  poética: por no haber ayudado de verdad a Grecia cuando más lo  necesitaba, ahora la tragedia griega puede convertirse en tragedia  europea y mundial. 
Y no será por culpa de los vilipendiados griegos, no  caigamos en esa trampa: si toda una Europa se deshace por las  dificultades de una economía que sólo supone el 2% del PIB comunitario,  alguien más que los griegos ha debido de hacer las cosas rematadamente  mal.
Un artículo de Isaac Rosa *
*Isaac Rosa (Sevilla, 1974) ha publicado las novelas 'La malamemoria'  (1999), posteriormente reelaborada en '¡Otra maldita novela sobre la  guerra civil!' (2007), 'El vano ayer' (2004, Premio Rómulo Gallegos, y  llevada al cine con el título de "La vida en rojo"), 'El país del miedo'  (2008, Premio Fundación J.M. Lara a la mejor novela del año) y 'La mano  invisible' (2011).
1 comentario:
Es increíble como un país tan pequeño y débil tiene en jaque a todo el sistema económico europeo y al Euro. Las crisis del capitalismo que predijo Marx se cumplen sí o sí.
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