sábado, 31 de julio de 2010
jueves, 29 de julio de 2010
El intento de integración hispanoamericana
En 1826, en el apogeo de su poder político, Bolívar va a lanzar la idea de su más ambicioso proyecto político: el intento de iniciar la unidad de los países latinoamericanos recién independizados. Para ello convoca en Panamá un congreso que sería el encargado de iniciar el proceso. Para ese congreso, Bolívar redactó los llamados "Protocolos del Istmo". Sus principales enunciados fueron los siguientes:
I - La Liga y Confederación, mediante un pacto perpetuo de amistad y firme e inviolable unión.
II - Sostenimiento en común de la soberanía e independencia confederada.
III - Obligación de defenderse mutuamente contra todo ataque que ponga en peligro su existencia política.
IV - Libre entrada y salida en los puertos de los buques y escuadras de los países confederados.
V - Reunión cada dos años en tiempo de paz de una Asamblea General de plenipotenciarios.
VI - Prohibición de celebrar tratados entre los confederados y una potencia extranjera sin consulta previa con sus aliados.
VII - Se adquiere la ciudadanía en cada país aliado con expresión de deseo y juramento de fidelidad a la Constitución el país que se adopte. Le están franqueados a esos ciudadanos todos los empleos, excepto los reservados a los naturales.
VIII - Compromiso de concurrir a la extirpación y abolición de la trata de esclavos africanos.
IX - El tratado no interrumpr ni interrumpirá el ejercicio de la soberanía de cada uno de los países.
X - También se proponía la creación de una marina federal, una flota en el Atlántico y otra en el Pacífico.
II - Sostenimiento en común de la soberanía e independencia confederada.
III - Obligación de defenderse mutuamente contra todo ataque que ponga en peligro su existencia política.
IV - Libre entrada y salida en los puertos de los buques y escuadras de los países confederados.
V - Reunión cada dos años en tiempo de paz de una Asamblea General de plenipotenciarios.
VI - Prohibición de celebrar tratados entre los confederados y una potencia extranjera sin consulta previa con sus aliados.
VII - Se adquiere la ciudadanía en cada país aliado con expresión de deseo y juramento de fidelidad a la Constitución el país que se adopte. Le están franqueados a esos ciudadanos todos los empleos, excepto los reservados a los naturales.
VIII - Compromiso de concurrir a la extirpación y abolición de la trata de esclavos africanos.
IX - El tratado no interrumpr ni interrumpirá el ejercicio de la soberanía de cada uno de los países.
X - También se proponía la creación de una marina federal, una flota en el Atlántico y otra en el Pacífico.
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Simón Bolívar unidad latinoamericana
viernes, 23 de julio de 2010
domingo, 18 de julio de 2010
sábado, 17 de julio de 2010
Las cuatro estrellas de Uruguay
Uruguay en los orígenes de la competición ganó dos mundiales, el del 1930 y el de 1950 con el famoso 'maracanazo' pero si nos fijamos bien sobre su escudo tenemos cuatro estrellas ¿Qué ha sucedido ahí?
Como todos deberíamos de saber ya por cada mundial que ganas se te coloca una estrella sobre el escudo de tu país. Por ejemplo Brasil, la pentacampeona, lleva cinco estrellas sobre el escudo y al paso que va todo esto quizá dentro de cien años lleve tantas estrellas como la bandera de la unión europea.
Pues la respuesta es tan sencilla como sorprendente. Antes de 1930 la única competición internacional que había a nivel de selecciones eran las olimpiadas y ahí salió Uruguay campeona en 1924 y 1928 colocándose sus dos primeras estrellas, y es que antes de que existieran los mundiales las olimpiadas tenían tanto valor como un mundial.
De hecho estas dos medallas de oro tienen tanta relevancia que no fue casualidad que el primer mundial de la historia se celebrara en Uruguay, se celebró allí porque 'la celeste' ya era bicampeona del mundo y le correspondió el honor de ser ellos quienes inauguraran la competición.
Pero lo que realmente me ha dejado acojonado no ha sido el saber que Uruguay tiene ¿oficialmente? cuatro mundiales, lo que me ha parecido la puta hostia y de lo que no tenía ni idea ha sido el saber que por encima del mundial hay una competición más importante, la Copa de oro de los campeones mundiales.
Este torneo de rimbombante nombre se celebra cada cincuenta años, como cincuentenario de la celebración del primer mundial. Vamos, que la primera y única vez que se ha celebrado ha sido en 1980 y la siguiente será en 2030.
Para acceder a este torneo hay que al menos haber ganado un mundial. También se puede ir por invitación gracias a las actuaciones que hayas tenido en los cincuenta años de mundial, pero esto sería para cuadrar los grupos y que no queden impares.
Como bien pueden imaginar el campeón del único y más prestigioso torneo celebrado hasta la fecha es, efectivamente, Uruguay.
Y este no lo ganó con el tirón de las olimpiadas ni nada de esto; en 1980 Uruguay era una sombra de lo que fue pero aún así en un torneo tan corto y a cara de perro la moneda cayó del lado Uruguayo y se llevaron el que repito es el torneo más importante del fútbol.
A día de hoy Uruguay no es la gran potencia que era y la verdad es que dudo que vuelva a ser la gran referencia mundial. No por que tenga malos jugadores sino porque es un país con poco más de tres millones de habitantes y es muy difícil que vuelva a surgir una generación de jugadores que arrasen con todo.
Aún así, ¡Arriba Uruguay!
Vía │ Skyscraperlife
martes, 13 de julio de 2010
sábado, 10 de julio de 2010
Las vuvuzelas del Juicio Final
Este es un fragmento de una de las pinturas murales más famosas de la historia. Se trata del "Juicio Final" de Miguel Angel, que decora la Capilla Sixtina. Se ve a un grupo de ángeles tocando sus vuvuzelas para despertar a los muertos, cosa que no cabe duda que son capaces de hacer.
¿Será que tendremos que soportar las vuvuzelas hasta el Juicio Final?
viernes, 9 de julio de 2010
Coches fúnebres
Un coche fúnebre o carroza fúnebre es un vehículo que se utiliza para transportar el ataúd que contiene los restos mortales de una persona. En el ritual funerario de muchas culturas los despojos mortales se depositan en un féretro que es transportado en un coche fúnebre por el trayecto desde el sitio de velación, la iglesia y el punto final de entierro o incineración del cuerpo.
Estructura del coche fúnebre
El coche fúnebre tradicional consta de un chasis alargado tipo vagón con espacio suficiente para albergar un ataúd y los arreglos florales que le acompañan. La parte frontal, incluyendo la cabina, son muy parecidos a una limusina con capacidad para el conductor y uno o dos acompañantes del féretro.
La parte trasera del coche fúnebre está especialmente diseñada para alojar el ataúd equipando el piso con sendos armazones metálicos provistos de seguros que sirven tanto para estabilizar el cajón (si están activados) como para permitir su deslizamiento. El vagón trasero puede estar recubierto totalmente en vidrio transparente - con lo que se permite una vista total del féretro, o recubierto por carrocería metálica con vidrios polarizados o semi polarizados.
Los coches fúnebres equipados con bocinas, campanas o sirenas son aún comunes en ciertas regiones del mundo. Dichos artefactos son utilizados para dar una mayor solemnidad al ritual y eran un aditamento casi que obligado en los coches de principio y mitad del siglo veinte.
Estilos de coches fúnebres
Los estilos asociados a los coches fúnbres han variado de tiempo en tiempo siendo característico en el siglo XVII el uso de carrozas talladas en maderas con fuertes figuras naturales - hojas especialmente, y columnas y techos de estilo victoriano. Este estilo se conservó en los coches fúnebres hasta bien entrado el siglo veinte.
En América y Europa el estilo del coche fúnebre es sobrio y elegante caracterizándose por el uso de colores oscuros, especialmente el negro y el gris. En otras culturas como la japonesa los coches fúnebres suelen ir adornados con elementos propios de las bóvedas funerarias de religiones tales como la Budista.
En la actualidad se presenta una tendencia marcada por grupos sociales a crear versiones de carrozas fúnebres que representen su estilo de vida.
Historia
Los primeros coches fúnebres tirados por caballo eran usados en los ritos fúnebres de Inglaterra desde el siglo XVI existiendo registros de uso en América hacia finales del siglo XIV. Los primeros coches motorizados datan de mayo del año 1907 según la revista Scientific American siendo los vehículos basados en combustible fósil construidos desde 1909 en los Estados Unidos. Sin embargo, no fue sino hasta los 1920s en que su uso empezó a extenderse.
En los primeros años del siglo veinte y hasta bien entrada la década del treinta de ese mismo siglo, los coches funebres motorizados eran fabricados emulando a las carrozas fúnebres victorianas con gran cantidad de ornamentos exteriores (en algunos modelos, como el de Leo Gillig de 1913 incluían faroles y campanillas mudas) y tocados interiores en la zona del ataúd.
En el periodo de postguerra se empezó a usar un estilo más sobrio que reemplazaría paulatinamente el uso de coches tallados y el chasis metalizado empezó a ser el predominante. La elegancia fue el punto a seguir imponiéndose el estilo tipo limosina.
Marcas famosas
Normalmente carros lujosos han sido usados como coches fúnebres. La mayoría de ellos son de marcas reconocidas tales como:
* Cadillac
* Lincoln
* Mercedes-Benz
* Jaguar
* Opel
* Ford
* Volvo
Otras marcas que han sido ampliamente usadas en el pasado:
* Daimler
* Rolls-Royce
* Studebaker
* Buick
Vía │ Skyscrapercity
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autos coches fúnebres carrozas
miércoles, 7 de julio de 2010
Lío en Facebook tras censurar la foto de un culo
La imágen de un culo en la portada de 'Night work', el nuevo álbum de la banda neoyorquina Scissor Sisters, ha provocado un enfrentamiento entre Facebook y la discográfica del grupo, que acusa a la red social de "censurar" la fotografía.
Según explica Universal, para promover el disco adquirió campañas publicitarias en Facebook que finalmente no fueron publicadas, al entender la red social que la imagen de la portada es "inapropiada y excesivamente explicita".
La portada en cuestión se trata de una imágen de Robert Mappelthorpe, uno de los fotógrafos más reconocidos de todos los tiempos, y autor de retratos de artistas como Susan Sarandon, Blondie, Andy Warhol, Patti Smith, Arnold Schwarzenegger, William Burroughs o Susan Sontag, entre otros.
En este caso, la fotografía elegida por Scissor Sisters retrata la baja espalda del bailarín clásico Peter Reed, muerto en 1986. El repertorio de Mapplethorpe está gestionado por una fundación que ha financiado la apertura de la sección de fotografía del Guggenheim Museum de Nueva York, y financia la investigación científica a través del Robert Mapplethorpe Laboratory para la investigación del sida en la Universidad de Harvard.
Para Jake Shears, líder de la banda, la imágen "representa un período del que hemos extraído nuestra inspiración para este álbum - la luz y la oscuridad, el hedonismo, la libertad y la tragedia de los años 80. La foto es sexy, tiene humor, es juguetona y da la idea de alguien que acaba de terminar de bailar durante un largo tiempo, y este es exactamente el tema del álbum".
Asimismo, la banda he declarado en las entrevistas más recientes que había elegido la fotografía porque ilustraba "perfectamente" el espíritu del disco. Asimismo, agradecía públicamente a la Fundación Mapplethorpe su concesión, ya que de forma excepcional había autorizado el uso de la citada imágen.
La portada en cuestión se trata de una imágen de Robert Mappelthorpe, uno de los fotógrafos más reconocidos de todos los tiempos, y autor de retratos de artistas como Susan Sarandon, Blondie, Andy Warhol, Patti Smith, Arnold Schwarzenegger, William Burroughs o Susan Sontag, entre otros.
En este caso, la fotografía elegida por Scissor Sisters retrata la baja espalda del bailarín clásico Peter Reed, muerto en 1986. El repertorio de Mapplethorpe está gestionado por una fundación que ha financiado la apertura de la sección de fotografía del Guggenheim Museum de Nueva York, y financia la investigación científica a través del Robert Mapplethorpe Laboratory para la investigación del sida en la Universidad de Harvard.
Para Jake Shears, líder de la banda, la imágen "representa un período del que hemos extraído nuestra inspiración para este álbum - la luz y la oscuridad, el hedonismo, la libertad y la tragedia de los años 80. La foto es sexy, tiene humor, es juguetona y da la idea de alguien que acaba de terminar de bailar durante un largo tiempo, y este es exactamente el tema del álbum".
Asimismo, la banda he declarado en las entrevistas más recientes que había elegido la fotografía porque ilustraba "perfectamente" el espíritu del disco. Asimismo, agradecía públicamente a la Fundación Mapplethorpe su concesión, ya que de forma excepcional había autorizado el uso de la citada imágen.
Vía │ El Mundo.es
domingo, 4 de julio de 2010
El albañil que se hizo leyenda
Obdulio Varela es el dueño de una de las frases más reconocidas de la historia de los Mundiales: "Los de afuera son de palo. Cumplidos, sólo si somos campeones". Capitán y emblema del Uruguay de 1950, trabajó como peón de obra para poder comer. Tras la final contra Brasil, abrazó a los vencidos por los bares de Río de Janeiro.
Obdulio Varela consiguió lo que casi nadie pudo en la historia del fútbol: que su nombre se hiciera también un adjetivo que califica sin necesidad de explicaciones añadidas. Ser "un Varela" o "un Obdulio" o "un Negro Jefe" resulta, en Uruguay, una inequívoca señal de caudillo, de líder, de personalidad brava y leal. Fue crack sin la habilidad de Maradona; fue emblema sin la estampa de Beckenbauer; fue decisivo sin los goles de Pelé.
Y hubo un instante clave del día en que se recibió de leyenda perpetua. Friaca acababa de poner a Brasil en ventaja, en la antesala de esa consagración que parecía inevitable, en el Mundial de 1950. Entonces Varela se adueñó de la escena. Después, lo contó: "Lo que hice fue demorar la reanudación del juego, nada más. Esos tigres nos comían si les servíamos el bocado muy rápido. Entonces a paso lento crucé la cancha para hablar con el juez de línea, reclamándole un supuesto off-side que no había existido, luego se me acercó el árbitro y me amenazó con expulsarme, pero hice que no lo entendía, aprovechando que él no hablaba castellano y que yo no sabía inglés. Pero mientras hablaba varios jugadores contrarios me insultaban, muy nerviosos, mientras las tribunas bramaban. Esa actitud de los adversarios me hizo abrir los ojos, tenían miedo de nosotros. Entonces, siempre con la pelota entre mi brazo y mi cuerpo, me fui hacia el centro del campo de juego. Luego vi a los rivales que estaban pálidos e inseguros y les dije a mis compañeros que éstos no nos pueden ganar nunca, los nervios nuestros se los habíamos pasado a ellos. El resto fue lo más fácil".
Las particularidades de aquel encuentro decisivo y de la actuación de Varela las contó el escritor argentino Osvaldo Soriano en "Artistas, locos y criminales" (1983): "Los uruguayos atropellaban sin respetar a un rival superior pero desconcertado. Obdulio empujaba desde el medio de la cancha a los gritos, ordenando a sus compañeros. Parecía que la pelota era de él, y cuando no la tenía, era porque la había prestado por un rato a sus compañeros para que se entretuvieran".
Tras el Maracanazo, contrariado entre el triunfo y tanta decepción ajena, se metió en la noche de Río de Janeiro. Bebió desencantos por los mostradores de la ciudad de esa tristeza sin fin, abrazado a sus vencidos. Nadie sabía quién era ese grandote que no hablaba portugués. Era el mismo que un rato antes de la epopeya deportiva uruguaya les había dicho a sus compañeros su frase más recordada: "Los de afuera son de palo. Cumplidos... Sólo si somos campeones". Los dirigentes daban por válida una derrota decorosa. En el estadio carioca, monstruo de 200 mil cabezas, habitaba la certeza de la victoria.
No le importaban la televisión, las revistas, las apariciones públicas, los reportajes, la gloria breve de un título. Varela vivía de espaldas a los carteles luminosos y no se paraba en los puestos de diarios para verse en las tapas de las revistas. Antonio Mercader (alguna vez ministro de Educación del Uruguay) lo escribió en 1974, en la revista Siete Días: "Desde que volvió de Maracaná le huye a la fama. En 1950 bajó del avión en Carrasco, pidió un sombrero y se lo calzó hasta los ojos; levantó las solapas del impermeable y así camuflado se escurrió entre la gente. Se aisló, rehuyó a los periodistas que sitiaron su casa y durmieron en la vereda, esperándolo. Todavía sigue en la misma. '¿Entrevistas? ¿Para qué?'"
Eduardo Galeano, escritor uruguayo, mago de las palabras, lo contó a Obdulio en el marco de una huelga de futbolistas de aquel lado de la Orilla Rioplatense: "Mucho los ayudó el ejemplo de un hombre de frente alta y pocas palabras, que se crecía en el castigo, levantaba a los caídos y empujaba a los cansados: Obdulio Varela, negro, casi analfabeto, jugador de fútbol y peón de albañil".
Obdulio Jacinto Muiños Varela nació en Montevideo un día antes de que brotara la primera de 1917. Se lo conoció por su nombre, por el apellido de su madre y por su apodo que también hablaba de él: Negro Jefe. Jugó en el Club Deportivo Juventud y en Wanderers. En 1943 fue transferido a Peñarol, con el que obtuvo seis campeonatos. En la selección uruguaya debutó en 1939 y tres años más tarde ganó la Copa América. Lo mejor sucedería en los Mundiales: con él y su número cinco en la espalda dentro del campo de juego, La Celeste no conoció la derrota. En Suiza 1954, sin Obdulio en la cancha, Hungría lo eliminó en semifinales.
Los dirigentes lo querían menos que poco. Era incómodo ese grandote lento, de hablar poco y de decir mucho. Por ejemplo, cuando Peñarol decidió ponerle publicidad a las camisetas, Obdulio se negó. Todas las camisetas la lucían, menos la de ese centrojás que parecía capaz de todo. Tiempo después, la conducción del club le quiso dar al Negro Jefe el doble del premio que a sus compañeros. Lo dijo en una frase: "Para todos 500; o también para mí 250". Y cada jugador recibió lo mismo: 500 pesos.
Se fue del modo que eligió: austero, sencillo, en silencio. Cuando estaba por cumplir 79 años, murió entre pobrezas. Pero se llevó algo y para siempre: toda la gloria que podía caber en su cuerpo enorme.
Las particularidades de aquel encuentro decisivo y de la actuación de Varela las contó el escritor argentino Osvaldo Soriano en "Artistas, locos y criminales" (1983): "Los uruguayos atropellaban sin respetar a un rival superior pero desconcertado. Obdulio empujaba desde el medio de la cancha a los gritos, ordenando a sus compañeros. Parecía que la pelota era de él, y cuando no la tenía, era porque la había prestado por un rato a sus compañeros para que se entretuvieran".
Tras el Maracanazo, contrariado entre el triunfo y tanta decepción ajena, se metió en la noche de Río de Janeiro. Bebió desencantos por los mostradores de la ciudad de esa tristeza sin fin, abrazado a sus vencidos. Nadie sabía quién era ese grandote que no hablaba portugués. Era el mismo que un rato antes de la epopeya deportiva uruguaya les había dicho a sus compañeros su frase más recordada: "Los de afuera son de palo. Cumplidos... Sólo si somos campeones". Los dirigentes daban por válida una derrota decorosa. En el estadio carioca, monstruo de 200 mil cabezas, habitaba la certeza de la victoria.
No le importaban la televisión, las revistas, las apariciones públicas, los reportajes, la gloria breve de un título. Varela vivía de espaldas a los carteles luminosos y no se paraba en los puestos de diarios para verse en las tapas de las revistas. Antonio Mercader (alguna vez ministro de Educación del Uruguay) lo escribió en 1974, en la revista Siete Días: "Desde que volvió de Maracaná le huye a la fama. En 1950 bajó del avión en Carrasco, pidió un sombrero y se lo calzó hasta los ojos; levantó las solapas del impermeable y así camuflado se escurrió entre la gente. Se aisló, rehuyó a los periodistas que sitiaron su casa y durmieron en la vereda, esperándolo. Todavía sigue en la misma. '¿Entrevistas? ¿Para qué?'"
Eduardo Galeano, escritor uruguayo, mago de las palabras, lo contó a Obdulio en el marco de una huelga de futbolistas de aquel lado de la Orilla Rioplatense: "Mucho los ayudó el ejemplo de un hombre de frente alta y pocas palabras, que se crecía en el castigo, levantaba a los caídos y empujaba a los cansados: Obdulio Varela, negro, casi analfabeto, jugador de fútbol y peón de albañil".
Obdulio Jacinto Muiños Varela nació en Montevideo un día antes de que brotara la primera de 1917. Se lo conoció por su nombre, por el apellido de su madre y por su apodo que también hablaba de él: Negro Jefe. Jugó en el Club Deportivo Juventud y en Wanderers. En 1943 fue transferido a Peñarol, con el que obtuvo seis campeonatos. En la selección uruguaya debutó en 1939 y tres años más tarde ganó la Copa América. Lo mejor sucedería en los Mundiales: con él y su número cinco en la espalda dentro del campo de juego, La Celeste no conoció la derrota. En Suiza 1954, sin Obdulio en la cancha, Hungría lo eliminó en semifinales.
Los dirigentes lo querían menos que poco. Era incómodo ese grandote lento, de hablar poco y de decir mucho. Por ejemplo, cuando Peñarol decidió ponerle publicidad a las camisetas, Obdulio se negó. Todas las camisetas la lucían, menos la de ese centrojás que parecía capaz de todo. Tiempo después, la conducción del club le quiso dar al Negro Jefe el doble del premio que a sus compañeros. Lo dijo en una frase: "Para todos 500; o también para mí 250". Y cada jugador recibió lo mismo: 500 pesos.
Se fue del modo que eligió: austero, sencillo, en silencio. Cuando estaba por cumplir 79 años, murió entre pobrezas. Pero se llevó algo y para siempre: toda la gloria que podía caber en su cuerpo enorme.
Vía │ Misión Mundial
viernes, 2 de julio de 2010
La mano de Dios
La nueva "mano de Dios" es ahora uruguaya. El gran delantero uruguayo Luis Suárez ha pasado a la historia como un héroe del fútbol y lo que hizo será recordado por generaciones.. Esto es la "garra charrúa". Gracias a él y a todo el equipo, Uruguay está en los 4 mejores equipos del mundo. ¡Como debe ser!
Genial comentario de Luis Suárez.
"Fue la expulsión más importante de mi vida. Estaba muy triste porque a uno no le gusta ser expulsado, pero no me quedaba otra. Vale la pena ser expulsado de esta manera. Era complicado y difícil. Sufrimos hasta lo último, pero la mano de Dios la tengo yo ahora"
Genial comentario de Luis Suárez.
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