«Muerte de un miliciano» cumple 75 años sin saberse a ciencia cierta dónde la hizo Capa y si fue un disparo real.
Como  en los mejores enigmas de la historia de la humanidad, ni siquiera se  sabe cuándo es su cumpleaños exacto. Por no saber, ni se sabe si lo que  el espectador tiene ante los ojos es una simulación o un doloroso hecho  real, aunque nadie dude de su fuerte carga simbólica. «Muerte de un  miliciano», la foto de Robert Capa que se transformó en emblema de la  Guerra Civil española y que se tomó en tierras cordobesas, acaba de  cumplir tres cuartos de siglo y a su alrededor no han hecho más que  crecer las preguntas y escasear las respuestas, como si fuese un  permanente misterio destinado a crecer con los años. Una exposición del  fotógrafo Antonio Jesús González recorre ahora los lugares que visitó el  reportero húngaro junto a su compañera sentimental, Gerda Taro, por la  provincia de Córdoba a la búsqueda de imágenes de la Guerra Civil recién  comenzada.
La  imagen que la revista francesa «Vu» publicó el 23 de septiembre de 1936  y que comenzó a mostrar en el extranjero el horror de la contienda  había llegado al siglo XXI asediada por las sombras de la duda y pasado  el tiempo incluso lo que se tenía por cierto se empieza a demostrar  falso. La temprana muerte de Robert Capa en 1954 al pisar una mina en  Indochina terminó de ceñir de niebla todo lo referente a la imagen.
Hoy  está en duda hasta la identidad del famoso miliciano. En 1995 se puso  nombre al hombre que cae abatido por una bala: Federico Borrell García,  apodado «Taíno», nacido en Benilloba, anarquista y enrolado en la  Columna Alcoyana. Uno de sus compañeros lo había identificado gracias a  las características cartucheras.
La  identificación permitía datar la fotografía: 5 de septiembre de 1936,  el día en que murió Federico Borrell. El lugar ya se conocía: Cerro  Muriano, un tranquilo pasaje de Sierra Morena cuyo nombre se asocia a  este episodio de la Guerra. Nada, sin embargo, lo certificaba. En el  carrete, al final de la serie, había imágenes de civiles corriendo a  refugiarse y varios elementos permitieron localizarlas en Cerro Muriano.  Por extensión, también la fotografía, que se ubicó en el Cerro de la  Coja.
En  2008 el panorama pareció aclararse con la publicación de parte de la  secuencia de fotografías de aquel día que parecía ser 5 de septiembre de  1936, cuando la Columna Alcoyana defendía una posición hacia la que  avanzaban las tropas del general Valera. La teoría sobre la toma de la  imagen era de novela y cuenta que era la hora de la siesta, que los dos  bandos guardaban. Quizá por petición de Robert Capa y Gerda Taro, un  grupo de milicianos corrieron hacia el enemigo e hicieron amago de  disparar, aunque sólo era una simulacro para tomar imágenes.
Una casualidad
La existencia de  otras imágenes, en las que el supuesto Taíno aparece vivo junto a sus  compañeros, podría corroborar esta hipótesis. La de Federico Borrell iba  a ser una fotografía con gesto heroico, pero las tropas franquistas no  entendieron el simulacro y abrieron fuego contra el miliciano  alicantino, que quedó así plasmado en el momento de morir. El hallazgo  en una maleta de parte de estas imágenes, expuestas en 2008, consagró la  autenticidad de la fotografía. Ya estaba casi todo: la identidad del  personaje, su muerte cierta en Cerro Muriano e incluso la mano izquierda  que caía era, según los forenses, un signo de la muerte.
Pero  las investigaciones no se detuvieron. El profesor de la Universidad del  País Vasco José Manuel Susperregui se dedicó a estudiar la fotografía y  en el verano de 2009 lanzó una hipótesis que ahora tiene mucha fuerza:  la fotografía no se tomó en Cerro Muriano. Tras un concienzudo estudio  del paisaje, determinó que el triángulo de tierra y sobre todo la sierra  blanca correspondían a otro lugar que visitó Robert Capa en la misma  época, también en tierras cordobesas. Era un cerro de Espejo, desde el  que se divisa un paisaje de montañas que corresponde a la Sierra de  Cabra. No sólo estudió esta imagen, sino también otras tres tomadas  aquel mismo día, una de las cuales es de un miliciano muerto sobre el  mismo campo.
Varios  expertos internacionales dieron por buena esta hipótesis, aunque la  ausencia del negativo original hace aumentar el misterio. Susperregui  incluso insistió en que era un montaje, porque las fotos de soldados  caídos en el mismo lugar así lo hacía pensar. Y sobre todo suponía que  el protagonista de la imagen no era Federico Borrell, que no estuvo  nunca en Espejo y que murió el 5 de septiembre de 1936 a los 24 años en  Cerro Muriano. Es lo único absolutamente cierto de una historia en la  que puede que no tuviera más protagonismo que el de todos los caídos en  la Guerra Civil y que quedaron simbolizados en la inmortal fotografía de  Robert Capa.
Vía  │ ABC.es
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