Tras la caída de los poderes centrales, con el inicio de la  Alta Edad Media, se produjo la progresiva instauración del, por todos  conocido, sistema Feudal. Este se basaba en la debilidad, y práctica  inexistencia, de un poder central regulador que fuera capaz de imponer  orden sobre las clases poderosas, las que fagocitaban las posesiones de  los desfavorecidos, viéndose estos subordinados a las directrices de los  Señores. Progresivamente, estos acapararon grandes extensiones de  tierras, principal fuente de riqueza y subsistencia de la época. Los  campesinos, para su supervivencia, se vieron obligados a vender sus  posesiones, en caso de tenerlas, y encomendarse a los grandes señores,  los cuales obtuvieron el control económico, una enorme influencia  política, y, posteriormente, el poder de jurisdicción, alcanzando así un  control absoluto sobre la gran mayoría de la población.
¿Por qué el Neoliberalismo es el nuevo Feudalismo? Progresivamente,  en las dos últimas décadas, las grandes corporaciones económicas han ido  minando el poder de los gobiernos nacionales. Tras la caída del Muro  para el Capital resulta innecesario mantener las coberturas sociales,  pues, actualmente, no existe otro modelo político/económico que compita  con el Capitalismo. Gracias al control de los medios de comunicación,  han ido recortando a navajazos los derechos de la gran mayoría de la  población, argumentando el bien para la misma, mientras que, y gracias a  la presión que ejerce sobre los gobiernos el mercado global, han  cimentado y aumentado su primacía y endogamia económica. Fruto de ello  es el progresivo engrandecimiento de las grandes multinacionales, que  han atacado y absorbido, cada vez en mayor cantidad, al resto de las  empresas.
Ahora el hombre de pie se ve abocado a trabajar para el Capital, pues  es la única forma de obtener el dinero necesario para la necesidad  humana más básica, la alimentación. Al igual que el campesino medieval  hubo de sumirse a la autoridad feudal para así poder disfrutar de un  pequeño terreno que le permitiera sobrevivir, el hombre actual ve como  cada vez, y en mayor cantidad, las grandes empresas nacionales se  privatizan; se recortan puestos funcionariales y sus sueldos; o se  rebajan, si no eliminan, sus prestaciones, subsidios, etc., con el  objetivo de obligar al ciudadano a bajar la cabeza, y verse sumido a  buscar trabajos cada vez peor pagados y en peores condiciones. El  objetivo claro es el total control de las grandes multinacionales, la  Dictadura del Capital. El poder económico ya lo poseen, el político  casi. Pero, podría alguien pensar: yo vivo en un estado de derecho,  basado en una constitución, y la justicia está ahí para mirar por los  derechos de los ciudadanos. Y un churro. Quien se lea la constitución  española verá que el poder judicial se halla completamente subordinado  al político.
Pero la tele nos dice que vivimos en un estado democrático, de  igualdad, justicia, y prosperidad... De eso nada, y tiempo al tiempo,  que si seguimos así poco tardará en llegar el momento en que nazcamos ya  endeudados hacia las empresas, y nos veamos encomendados a ellas.
Pedro de los Santos López
 
2 comentarios:
Estoy muy de acuerdo con este artículo, grcias por compartirlo.
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