Simulaban un corte de suministro eléctrico cuando se disparó la potencia del reactor 4 de la central nuclear de Chernobyl y se sobrecalentó el núcleo del reactor. El hidrógeno acumulado en su interior estalló y se liberó una cantidad de material radiactivo 500 veces mayor al de Hiroshima. 31 personas murieron en el momento y alrededor de 135.000 tuvieron que ser evacuadas inmediatamente. La radiación se extendió entonces a la mayor parte de Europa, pero su estela mortal llega hasta nuestros días con miles de casos de cáncer. Sólo en Bielorrusia, Rusia y Ucrania el accidente nuclear más grave de la historia podría ser el responsable de 200.000 muertes adicionales entre 1990 y 2004, según un informe firmado por 52 investigadores científicos. El próximo 26 de abril se cumplen 25 años del desastre que ha marcado para siempre la piel y el alma de niños como éstos que son tratados en el hospital cubano de Tarará.
Vitali y Alexander, niños ucranianos víctimas de la radiación producida tras la explosión de la central de Chernobyl, juegan en las aguas del Caribe junto al Hospital Pediátrico de Tarará, a las afueras de La Habana, Cuba.
Niñas ucranianas enfermas de cáncer, durante un encuentro en el Centro Pediátrico de Tarará. Entre 1990 y 2010 han pasado por este hospital más de 20.000 personas de las ex repúblicas soviéticas.
Cuba ha tratado gratuitamente a miles de niños ucranianos afectados de problemas en la piel, leucemia y otras enfermedades producidas por la radiación generada tras la explosión de la central de Chernobyl, años antes de que nacieran.
Dimitri, de 13 años, enfermo de cáncer, espera recibir tratamiento médico en el centro de Tarará.
Maria, ucraniana de 11 años, víctima de la radiación disfruta en el mar durante su estancia en Cuba.
El ministro de sanidad ucraniano afirmó en 2006 que 428.000 niños sufren problemas de salud causados por la catástrofe.
Irina, de 13 años, e Inna, de 14, reciben tratamiento para la psoriasis en el Hospital Pediátrico de Tarará.
Alina, de 16 años, espera su tratamiento diario en el centro pediátrico.
Zapatos de niños permanecen en el jardín de infancia de la ciudad de Pripyat, junto a la central de Chernobyl. El reactor número cuatro de esta central explotó hace 25 años y produjo una nube radioactiva que se extendió por toda Europa y se convirtió en el peor desastre nuclear de la historia.
Vía │ El Correo
4 comentarios:
Que buena galería fotografica, las fotos son muy conmovedoras.
Me gustaron mucho las fotos aunque algunas me llenan de tristeza. Como siempre haciendo buenos aportes agus.
Me complace muchísimo que les haya gustado el material.
Muy duro... la niñez deberia ser una etapa de alegría, amor y mucha calma. Ojala que los niños mostrados en esa selección fotográfica hayan sobrevivido.
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