sábado, 31 de agosto de 2013

Sistema ideológico en el idioma de la economía



En un Diccionario Ideológico de Economía o, por lo menos para un ensayo que ponemos en práctica en esta obra, agrupamos, a título de ejemplo, los conceptos de Depósitos comerciales, Almacenes Generales de Comercio, Depósitos francos, Zonas francas, Zonas especiales y Puertos francos, por ser instituciones comerciales de abolengo y de tradición en nuestra legislación fiscal en las que pueden encontrar holgado acomodo y hospitalidad acogedora para que se resuelvan todos estos casos que puedan plantearse para que cualquier nación amiga, distribuya sus productos con destino a los países del Mediterráneo y Atlántico desde España. Hace poco tiempo ha dado don Julio Casares dos conferencias en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas sobre "La locución, la frase y el modismo", singularidad del valor filológico que nos afirma más todavía en lo que decimos en la parte preliminar de este diccionario, cuando con el epígrafe de "Voces y locuciones" nos referimos a la gran importancia que tienen las locuciones de Economía, ya que una gran proporción de sus conceptos tienen necesariamente que expresarse con frases de acentuada complejidad. En dichas conferencias se refirió el Sr. Casares al valor gramatical y a la clasificación significativa de las locuciones, según estén plenas o vacías de contenido semántico y, especialmente, a una subdivisión aleccionadora en algún momento para nosotros, como "papel moneda", que es nominal; pero aparte el valor gramatical riguroso, que tampoco podemos desdeñar, nos sirve este proceso analítico de norma de aplicación para quienes debemos considerar, además, otros aspectos de valoración económica.

Nos referíamos en nuestro prólogo al aplicar los principios de la ideología en este diccionario, a la formación de familias de voces y de locuciones y al desarrollo de estos árboles genealógicos y aún de arbolillos y de arbustos de precarios número de ramas, y veremos en el incipiente ensayo como una misma voz y una sola locución forma parte de dos o más familias, exactamente igual que esos seres vivos que por entrañable y amorosa condición tienen la puerta abierta en más de un hogar y se enlazan del brazo para ir por el mundo del lenguaje confraternizando con unos y con otros, tan parejos y con un aire de familia tan similar, que la gente los admite y llega a confundirlos y a identificarlos sin saber realmente a que familia pertenecen. Son estas voces y locuciones el nexo para recordar conceptos, la unión para aparejar ideas, el eslabón para formar verdaderas cadenas de conocimientos fundamentales o auxiliares que constituyen, así asociados, verdaderos sistemas o teorías. Si no tuviera otros méritos este método, tendría, por lo menos, el de contribuir a formar una mentalidad económico-ideológica, que por asociación de ideas nos proporciona una cultura que desarrolla por gimnasia imaginativa la función cerebral del conocimiento de las especialidades y que nos proporciona, al mismo tiempo, una cultura relacionada que es como una nueva función: la de llegar a la agrupación de conceptos complejos que ayudan a lograr la fución múltiple de aprehensión ideológica, mediante la representación agrupada de ideas y conceptos múltiples y sistemáticos. Apremios de tiempo, impuestos por la publicación perentoria de este diccionario, nos obligan a lanzar esta parte ideológica a falta de complementarla con un estudio más detallado, al que nos remitimos para más adelante.

Epígrafe del "Diccionario de voces, locuciones y conceptos de Economía" por Francisco Arniches; Publicación de la Subsecretaría de Economía Exterior y Comercio, Madrid, 1950. 

domingo, 18 de agosto de 2013

Modelo de carta de recomendación para una persona a quien no se conoce



París.... 1777.

El dador de la presente, que sale para América, me insta para que le dé una carta de recomendación, a pesar de que no conozco su persona, ni siquiera sé su nombre. Esto os parecerá quizás extraordinario, pero os juro que aquí no es cosa rara. Con efecto, a veces un hombre a quien no conocéis acompaña a otro, a quien conocéis menos, con el objeto de recomendarlo; y a veces se recomiendan el uno al otro. En cuanto al personaje dador, a él mismo podéis dirigiros, si deseáis saber sus méritos y sus talentos; él los sabe de fijo mucho mejor que yo. Dadle no obstante aquella buena acogida a que tiene derecho todo extranjero de quien no sabe cosa alguna mala; y os ruego le prestéis todos los buenos oficios, y le dispenséis toda la benevolencia de que le creías digno cuando le habréis conocido mejor.

Soy vuestro apasionado, etc.

Curiosa carta de Benjamín Franklin, transcripta en el libro "Los Titanes de lo extravagante y raro"; Ediciones Anaconda, Buenos Aires, 1946.

sábado, 10 de agosto de 2013

Frenología, la mano del diablo


El diablo examina la cabeza de un niño mientras otros tres chicos se esconden bajos sus alas: Frontispicio que figura en la portada de un tratado francés de Frenología, titulado La Frenología, los gestos y la fisonomía de Hyppolyte Bruyères, publicado en París en 1847. El libro contiene 120 litografías explicativas realizadas por el grabador Jean Denis Nargeot.

ACERCA DE LA FRENOLOGÍA

La Frenología era una antigua creencia que sostenía que el carácter y los rasgos de la personalidad de los seres humanos estaban determinados por el tamaño y la forma del cráneo. Esta pseudociencia fue desarrollada a principios del siglo XIX por el anatomista alemán Franz Joseph Gall y logró fama por la precisión de sus postulados. Al parecer, cada zona del cráneo respondía a un estímulo o a una actividad social. Estaba todo tan perfectamente sectorizado que llamaba la atención.

Gall aseguraba que el cerebro es el órgano de la mente. En consecuencia, el dominio y el conocimiento profundo de la actividad cerebral permitiría pronosticar comportamientos con rigor matemático. Cada área expresaba propensiones individuales de la persona y de sus facultades mentales. Las diferencias se reflejaban en la forma del hueso mismo. Entre sus principios se destacaba que las características morales e intelectuales del hombre son innatas, que el cerebro está compuesto de tantos órganos como tantos pensamientos, sentimientos y facultades existen y que cerebro repite la forma del cerebelo, el cual es el medio para descubrir las cualidades vitales e incluso económicas y culturales.

La frenología fue practicada en la antropología y en la etnografía, por ejemplo para justificar científicamente el racismo. A esta altura ya está completamente desechada, pero en su origen se la ubicó como un compendio de saberes necesarios para el desarrollo de la humanidad. Muchos artistas contemporáneos a esta alocada escuela siguieron de cerca su desarrollo. Uno de ellos fue el célebre pintor español Francisco de Goya, quien -se dice- donó su cráneo en vida para que le realicen estudios exhaustivos. El mito de la donación resultó ser cierto. Cuando inhumaron sus restos, estaban todos los huesos menos el cráneo. Nunca nadie supo quien se lo quedó. Todavía es un misterio que ocupa largas páginas en su textos biográficos.

De "Las curiosidades del siglo XIX" de H. Codino; Ediciones Universal, Madrid, 1967.