jueves, 30 de agosto de 2012

Enfrentando la crisis


...Nuestra tarea primordial y máxima consiste en poner a la gente a trabajar. Este no es un problema insoluble si lo afrontamos con prudencia y valentía... Esa labor puede ser auxiliada si se hacen esfuerzos definidos con el fin de elevar los precios de las cosechas agrícolas y, con esta fuerza económica adquirir la producción total de nuestras ciudades...
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Se puede contribuir a ella si se insiste en que los gobiernos federal, estatal y local impongan una reducción inmediata y drástica de sus gastos. Puede ayudársele unificando las actividades de socorro que, a la fecha y con frecuencia, son dispersas, antieconómicas y desiguales. Puede ser auxiliada mediante la planificación nacional y la supervisión de todas las formas de transporte y comunicaciones, así como de otros servicios de naturaleza netamente pública...
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Por último, en nuestro camino hacia la reanudación del trabajo, necesitamos dos garantías para impedir que vuelvan los males anteriores: debe haber una supervisión estricta de todas las operaciones bancarias, así como de los créditos e inversiones; hay que poner término a las especulaciones que se hacen con el dinero de la gente y contar con una disposición que establezca una moneda corriente adecuada y firme...

En la esfera de la política mundial, es mi deseo que esta nación se consagre a la política de buen vecino -el que definitivamente se respeta a sí mismo y, por ello, respeta los derechos de los demás-, el que acata sus obligaciones  y la solemnidad de sus pactos en un mundo de vecinos y con éstos...

Solicitaré del Congreso el instrumento que me falta para hacer frente a la crisis, esto es, que se me otorguen amplias facultades ejecutivas para emprender una guerra contra las necesidades urgentes, tan grandes como las que podrían concedérseme si, en realidad, estuviésemos invadidos por un enemigo extranjero...

Franklin Delano Roosevelt

Discurso al asumir la Presidencia, 1933.

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