“Los gerentes de los estados os han dejado a veces sin pan, a menudo sin libertad, casi siempre sin justicia; pero nunca se han mostrado avaros de altisonante palabrería”.
“Todos los dueños de pueblos han distribuido con generosa abundancia, dos cosas: armas y palabras. Armas para matar, palabras para engañar”.
“Vuestro error, inocente en sí, pero de calamitosos efectos, está en creer que existan sistemas de gobierno radicalmente distintos. Por ejemplo: que podéis ser gobernados por un hombre solo o bien por elección y voluntad de todo un pueblo. Las formas de gobierno parecen muchas a los papanatas que se dejan convencer por palabras y fachadas; pero, si consideramos con atención cuidadosa la estructura constante de la máquina política, se reducen a una sola: la oligarquía. Un hombre solo —llámese rey, tirano, autócrata, déspota o césar— no consigue mandar por entero sin la ayuda o complicidad de una pandilla de secuaces y seguidores. Todo gobierno, cualesquiera sea su nombre y sus pretensiones, no es sino el poder de una cuadrilla formada por unos pocos ciudadanos que se encaraman sobre todos los demás”.
“Esto no obstante, vosotros los ciudadanos, vosotros los súbditos, estáis siempre dispuestos a creer, por candidez o por inquietud temperamentales, que un cambio en el gobierno puede cambiar vuestros destinos”.
“He visto también sacerdotes más apasionados por las bancas y cacerías que por su ministerio, más deseosos de buena mesa que de buena fama, más preocupados por el politiqueo o el manejo de los bienes materiales que por cuidar el rebaño, más expertos en platicar que en edificar”.
Celestino VI es un Papa ficticio que reina en una época indeterminada, quizás hacia el fin de los tiempos, imaginado por el notable escritor italiano Giovanni Papini (1881-1956) y que aparece en sus obras "Cartas de Celestino VI a los hombres", de donde hemos tomado estas frases y en "Los Testigos de la Pasión" en donde el Celestino mantiene un debate impresionante con el Gran Rabino Sabatai Ben Shalom que en breve vamos a publicar de forma completa. Papini fue un escritor genial con una personalidad muy compleja que se interesó muy especialmente en los temas escatológicos del cristianismo y realizó duras críticas a la Iglesia Católica y a la sociedad de su época que le valieron ser excomulgado y denigrado. Lo cierto es que a Papini no se le perdonó sus simpatías con el fascismo de Mussolini y murió olvidado y al borde de la locura en 1956.
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