domingo, 27 de mayo de 2012

Automatización y recuperación de información en la biblioteca escolar


Aunque todo lo que se escriba sobre estos temas pueda volverse anticuado antes de llegar a la imprenta, nos parece adecuado hacer un breve resumen del estado de la técnica en este momento.La automatización de ciertas actividades de biblioteca -registros de pedidos, registros de orden, reproducciones de ficheros y registros de circulación- es conveniente. Se debe tener cuidado de utilizar un sistema adecuado a la complejidad y magnitud de las operaciones. Por ejemplo, para la mayoría de las bibliotecas un sistema mecánico de tarjetas perforadas sería demasiado complejo y caro, en tanto que el sistema McBee Keysort de tarjetas perforadas resultaría adecuado incluso para la escuela pequeña. Una escuela pequeña que no puede permitirse el lujo de comprar máquinas para la reproducción de ficheros puede comprar sus libros ya catalogados, con juegos de fichas preparadas para el archivo.

Recuperación de información es un término que se utiliza vagamente para abarcar todos los sistemas electrónicos destinados a la selección, registro, descripción y trasmisión de información. Tuvo escasa aplicación práctica en el sistema de bibliotecas escolares de 1964, a pesar del hecho de que sus propagandistas escribieron estupendos artículos acerca de lectores de la escuela elemental que, sentados en gabinetes Cornberg, oprimían botones y dominaban toda la información que hoy contienen las grandes bibliotecas del mundo. Esto no es factible debido al costo, la falta de accesorios metálicos, a causa del hecho de que la información no ha sido registrada aún en cintas y por otras razones, incluidas las leyes de propiedad intelectual.

Puesto que la mayor parte del costo del proceso consiste en el análisis de la literatura y su reducción a una terminología transferible, no es probable que muchas escuelas puedan hacer frente a una gran producción de existencias de información en sus propios laboratorios. Si se estableciera un plan nacional para registrar toda la información disponible en cintas de computadoras, un estudiante podría, teóricamente, dominarla en el gabinete Cornberg. Hoy día, el factor costo por sí solo lo haría imposible. Si con ese plan nacional se pusieran en venta copias de cintas -sea de unidades de cintas o de computadoras- las escuelas más grandes o, posiblemente, la biblioteca central de una gran ciudad podrían financiar la adquisición de algunas de ellas.

El problema es mucho más complicado de lo que parece a primera vista y deberían realizarse cuidadosos estudios antes de que la escuela invierta dinero en la idea. Por ejemplo, es completamente comprensible que  debido al entusiasmo que produce la idea de tener un completo sistema de recuperación de información, se pase por alto la flexibilidad, utilidad y economía de una máquina más antigua: el libro impreso.

Los libros de consulta, especialmente en manos de una experimentada biblioteca referencista, pueden proveer información en forma muy eficaz y económica. Si el contenido de la Encyclopedia Britannica estuviera en cintas de computadoras y tuviera que ser utilizado por intermedio de consolas, para hallar la respuesta a una sencilla pregunta como "¿Cuántas esposas tuvo Enrique VIII?" haría falta por lo menos media hora (si la computadora está libre en el momento en que el lector desea la respuesta) y los costos oscilarían entre 60 y 120 dólares. Compárese esto con la comodidad de acudir a un estante y utilizar los volúmenes que están en la biblioteca escolar.

También debe recordarse que tampoco respondería necesariamente a los mejores intereses del estudiante la posibilidad de dominar toda la información que necesita sin realizar ningún esfuerzo. Un elemento fundamental en el proceso de autoeducación en los niveles elemental y secundario es la capacidad para aprender a aprender, proceso que parece enlazarse inevitablemente con el empleo del contenido de los portadores del saber. En otras palabras, se aprende historia si se trabaja con los datos de la historia. Lo importante es "trabajar con". Ni siquiera un erudito en historia podría realizar todas sus investigaciones a partir de la información que pudiese obtener de una computadora, aún cuando la computadora le fuera útil e incluso esencial en ciertos tipos de investigación histórica.


De "La biblioteca escolar" por Ralph E. Ellsworth; Biblioteca de la Nueva Educación; Buenos Aires, 1971.


NOTA:  Como puede verse, esta controversia entre las ventajas del libro impreso sobre los formatos electrónicos, o viceversa,  no es nada nuevo y ya estaba presente en el debate de hace cuarenta años. Sin embargo mucha agua ha pasado bajo el puente desde entonces y la tecnología ha dado saltos de gigante y hoy existen dispositivos que almacenan enormes cantidades de información a la que el usuario puede acceder en forma instantánea. Pero no se piense que este debate está superado, porque a pesar del tiempo transcurrido, el libro impreso sigue gozando de buena salud. En lo personal creo que no existe una contradicción real entre ambos formatos y se puede sacar gran provecho de la interacción entre ellos, potenciando el acceso a la información, el aprendizaje y el entretenimiento. 

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