Muy excitante, la cocina mexicana utiliza una cantidad prodigiosa de 
especias. Las frutas se emplean frecuentemente como legumbres, al lado 
del maíz, que es la base de todos los platos. Se conocen, en México, 
casi todas las frutas y legumbres europeas. Sin embargo, el clima y el 
suelo favorecen mucho el crecimiento de todas las especies de cacto, que
 aparecen en la cocina, en un gran número de platos: una vez 
desprovistos de sus espinas son legumbres excelentes, además de 
abastecer de un alcohol muy popular. El condimento que está más en facor
 es el "chilli", variedad americana de guindilla muy picante, de la que 
se extrae la pimienta de Cayena: sazona 
prácticamente
 todos los platos. Los mexicanos la emplean de diversas formas, pero 
casi siempre molida en polvo o mezclada al tomate en una salsa muy 
popular que se llama el
 mole. Hay varias clases de chili que van del rojo al rubio sombrío.
Buey, ternera y cerdo son las carnes que se consumen habitualmente, pero
 también se aprecia el carnero. El ave más corriente es el pavo que se 
llama, siguiendo el nombre de origen indio que imita su graznido:
 guajolote.
 No hay comida de fiesta sin el pavo tradicional. Se consume algo el 
pato salvaje, sobre todo en las comarcas rurales. El guajolote y el pato
 eran los únicos volátiles conocidos y han tenido que pasar muchos años 
desde la llegada de los conquistadores, para que los pollos aportados 
por los españoles se hayan transformado en un manjar de consumo 
habitual.
El maíz es el cereal alimenticio básico y lo mismo que los españoles no 
pueden pasarse sin pan, los mexicanos no pueden vivir sin las 
tortillas
 que son tortas de harina de maíz cocidas en un plato de arcilla. A 
pesar de que los restaurantes de las ciudades y la sociedad acomodada, 
han adoptado hoy día, los panecillos de trigo, al estilo europeo, la 
tortilla continúa siendo el pan del pueblo.
Los mexicanos no emplean la manteca de cerdo 
prácticamente,
 más que para la cocina y no utilizan la mantequilla más que fresca en 
tostadas... Sin embargo, el empleo de aceite de oliva tiende a 
generalizarse desde hace algunos años, y en todo el país se desarrolla 
el cultivo de los olivos, cuya plantación data de la última emigración 
española.
Con las tortillas y el arroz, los 
frijoles (pequeñas judías 
negras muy harinosas) tienen el primer lugar en las comidas mexicanas, 
donde se encuentran diariamente. Se hace, sin embargo, un gran consumo 
de ciertas legumbres y frutos típicamente americanos, tales como los
 nopales, variedad de cactáceas a raquetas, los 
chayotes que se parecen a los calabacines trepadores en forma de peras, las
 tunas, higos de Berbería (cactos) y el 
mamey (calabaza).
Es curioso hacer notar que la cocina mexicana emplea corrientemente la 
patata (que los españoles importaron de Nuevo Mundo para alimentar su 
gran número de tropas en Flandes), y sin embargo, desconoce totalmente 
la excelencia de las patatas fritas. 
Los quesos mexicanos son casi todos de cabra. Los 
enchilados se llaman así porque se recubren de una corteza espesa de 
chile que les da una hermosa coloración roja parecida a la de los quesos de Holanda y les comunica una fuerte sabor muy particular.
Los 
ates, expresión de origen indio, designan las jaleas que 
ocupan un gran lugar en los postres mexicanos. Se hacen los ates con 
todas las frutas, e incluso, a veces, con... sus pepinos.
El clima de México es eminentemente favorable a la viña y se consumen 
muchas uvas. La cosecha empieza en el mes de junio prosigue hasta 
octubre; la recolección más fuerte tiene lugar en julio-agosto. Pero, 
contrariamente a las cosechas europeas, las vendimias se continúan en 
México hasta enero, y, a veces, hasta abril. Se encuentran, pues, uvas 
frescas todo el año, pero su precio varía considerablemente según las 
estaciones. La producción total de uva en México, supera las 25.000 
toneladas anuales.
El desayuno es ordinariamente muy abundante. En el campo se compone de 
un café muy ligero, tortillas y frijoles. Pero en las ciudades, el café 
con leche se acompaña de panecillos a la europea (que deben su nombre a 
su forma: 
conchas, campechanas, etc.), servidos frecuentemente con mantequilla: el café viene precedido de una lonja de 
papaya,
 melón alargado y muy dulce, cuyas cualidades alimenticias y 
estomacales, son, parece ser, extraordinarias, y se acompaña de un vaso 
de leche fresca.
Las tradiciones culinarias están lejos de ser más estrictas que un 
proceso judicial. He aquí sin embaro un menú de fiesta familiar bastante
 característico: caldo de pavo, arroz con tomate, pavo al 
mole, frutos, queso de cabra, pastel de leche.