martes, 22 de mayo de 2012

Los primitivos habitantes del Uruguay

"El Ángel de los Charrúas", óleo de Juan Manuel Blanes (1830-1901)

La América, antes de ser descubierta, estaba poblada por una raza de hombres, salvajes casi en su totalidad, que se extendía desde el Estrecho de Magallanes hasta las partes más septentrionales del Canadá. Estos hombres, denominados indios por los primeros españoles, vivían en grupos y tribus, llegando algunas de éstas, más adelantadas que otras, a formar imperios fuertes, como el del Perú y el de Méjico. El territorio que hoy constituye la República Oriental del Uruguay estaba poblado, como los otros países de Sud América, por distintas tribus de indios que habitaban a lo largo de las costas. Cada tribu se componía de una agrupación de indios que variaba en número, sin ser, por lo general, muy considerable. Los indios que ocupaban el Uruguay estaban sumidos en completa barbarie; sin embargo, se distinguían por su valor e intrepidez. Varias eran las tribus que existían en tiempo de la conquista, siendo las principales la de los charrúas, la de los chanás, la de los yaros y la de los bohanes.

La tribu de los charrúas ocupaba una zona comprendida desde las costas del Atlántico y el Río de la Plata hasta el río San Salvador. Los charrúas cosntituían una fuerza fuerte y valiente, que nunca se doblegó ante los españoles. Eran de color moreno, cabello negro y lacio, de miembros fornidos, altos y vigorosos, de ojos pequeños y vivaces, de nariz afilada, escasos de pelo, excepto la cabellera, dientes fuertes y planos. Vivían de la caza y de la pesca, siendo hábiles en el manejo del arco y de la flecha, y habitaban en tolderías para resguardarse de la intemperie. Tenían una forma de gobierno primitivo, estando toda la tribu sometida a un jefe o cacique, al cual llamaban tubichá.

A la muerte de un cacique, se elegía otro nuevo, siendo éste el que tenía más dominio, más valor, más experiencia y más destreza. El cacique se hallaba rodeado de un círculo de ancianos que le servían de consejo en sus actos. El valor era un don indispensable para el charrúa, llevando hasta tal punto esta calidad, que el que carecía de ella, era considerado como un ser inferior. Los charrúas mataban a los niños nacidos defectuosos. Eran sobrios de naturaleza, cubriéndose en invierno con cueros de animales. Vivían bajo toldos, durmiendo en hamacas o en el campo. A la muerte de un pariente, se hacían incisiones en los dedos en señal de sentimiento. Para comunicarse con otra tribu encendían grandes fogatas en los parajes elevados, durante la noche. Enemigos de la holganza, llevaban una vida errante, empleada en cazar animales. Tenían los sentidos poderosamente desarrollados, sobre todo los de la vista, el oído y el olfato; usaban de flechas, mazas y bolas arrojadizas. Preparaban una bebida de la cual gustaban mucho, llamada chicha, y no eran sanguinarios en la pelea ni menos antropófagos, como se ha afirmado por algunos.

Los charrúas eran los indios más belicosos de Sud América. En las luchas contra la conquista, formaban un total hasta de mil hombres, organizados en columnas, con las cuales entraban al combate. La tenaz resistencia que opusieron durante tres siglos, hasta su completo exterminio, es una prueba de su valor inquebrantable. No tenían ideas exactas en materia de religión, por más que algunos autores afirman que creían en dos divinidades: la del bien y la del mal. La del bien era Tupá y la del mal era Añang.

Los otros indios que existían en el Uruguay eran los yaros. Los yaros ocupaban la parte comprendida entre el río San Salvador y el río Negro. Tenían las mismas costumbres que los charrúas, con los cuales se aliaron muchas veces, y eran valientes y emprendedores. Al norte de los yaros habitaba, en el río Negro, la tribu de los chanás, que era muy poco numerosa, viviendo por lo general en las islas, para resguardarse del ataque de las otras tribus. Las chanás eran hábiles remeros y nadadores, manteniéndose especialmente de la pesca. Las costumbres eran iguales a las de los otros indios. Pasando el Río Negro, sobre el Uruguay, se extendían los bohanes. Era ésta más una agrupación que una tribu y sus costumbres muy semejantes a las de los charrúas, yaros y chanás.

Las diferentes tribus que habitaban el Uruguay hablaban diferentes dialectos, pero todos ellos tenían su arranque en el guaraní, lengua común en casi toda la parte meridional de la América del Sur.


De "Historia de la República Oriental del Uruguay" por Pablo Blanco Acevedo; (Cap. 1); Impresora Uruguaya S.A., Montevideo, 1952.

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