Agarré mi cámara del coche y tomé dos rápidas instantáneas cuando ella empezó a titubear. Tan rápido como pude, cambié el carrete y me acerqué a coger otro. Nohabía terminado de meter el carrete nuevo cuando ella osciló hacia la muchedumbre y se precipitó al vacío. Gritos y alaridos surgieron de los aterrorizados observadores cuando su cuerpo cayó en picado hacia la calle. Tomé el control de mi mismo, esperé a que la mujer pasara por el segundo o el tercer piso,y entonces apreté el disparador.
Russel Sorgi, fotógrafo. Mayo de 1942
La foto de Sorgi es un clásico documento de la historia del periodismo, impensable hoy fuera de la sección de sucesos o ‘morbo’ mediático. Sin embargo en nuestros noticieros actuales vemos imágenes mucho más pertubadoras. Me quedo con el sobrecogimiento que produce pensar en la historia detrás de esa chica. Me imagino el grito de auxilio en su caída ¿El suicida que se arrepintió mientras caía?... Nunca se sabrá, pero ella ha quedado allí, congelada para siempre, en ese segundo eterno...
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