miércoles, 2 de mayo de 2007

Federico Ferrando, una tragedia del 900

Era el 5 de marzo de 1902. Federico Ferrando fue al puerto de Montevideo a recibir a su amigo Horacio Quiroga que volvía del Salto natal. Pasaron revista a sus últimos trabajos literarios mientras almorzaban en el Hotel del Comercio y se dirigieron luego al hogar de los Ferrando, en Maldonado 354. Allí se les unió Héctor, hermano de Federico. Instalados en uno de los dormitorios de la casa, Federico le mostró a Quiroga el arma que, por encargo suyo, había comprado su hermano en previsión a un posible duelo con Guzmán Papini y Zás. Era una pistola de dos caños, sistema Lafouchex, 12 milímetros.
Sentado en una cama, Federico observó como Quiroga inspeccionaba el arma. El resorte del seguro aparecía demasiado duro. Quiroga cerró los dos caños para probarlo. En ese momento se escapó un tiro y se oyó un grito de dolor. Cuando se disipó el humo se vio caer sobre las almohadas a Federico.
Según alguna versión, Quiroga alcanzó a lanzarse sobre el cuerpo ensangrentado de su amigo pidiéndole perdón. Luego corrió a buscar a Brignole, el camarada del Consistorio del Gay Saber que era practicante de medicina. Todo fue inútil. El proyectil había penetrado por la boca para incrustarse fatalmente en el hueso occipital. Federico Ferrando falleció casi en el acto. Hacia las once de la noche, Horacio Quiroga se presentó en la Jefatura Política (Cabildo) y se declaró culpable del hecho. Interrogado por el Juez de Instrucción Dr. Mendoza y Durán, el testimonio de Héctor confirmó que se trataba de un accidente.Tanto Quiroga como Ferrando tenian 24 años.

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