
 
A las tres de la  madrugada del 9 de julio, en medio del más reciente 
ejercicio de la  barbarie israelí, recibí la llamada telefónica de un 
joven periodista  palestino en Gaza. Al fondo podía escuchar los gritos 
de su hijo pequeño  en medio de las explosiones y el rugir de los jets 
que disparaban  contra cualquier civil que se moviera, y también contra 
hogares.
 Este joven acababa de ver estallar por los aires a un amigo suyo,  
quien circulaba en un vehículo claramente marcado como de prensa.  
Alcanzaba a escuchar los gritos que provenían de la casa vecina, tras la
  explosión, pero no pudo salir por temor a convertirse en blanco.
 Se trata de un barrio tranquilo. No hay objetivos miliares... a  
excepción de los palestinos, quienes son el blanco de la maquinaria de  
alta tecnología que Israel posee gracias a que Estados Unidos se la  
proporciona.
 Mi amigo dijo que 70 por ciento de las ambulancias fueron destruidas,  y
 que de todos los muertos y heridos cerca de dos tercios son mujeres y  
niños. Muy pocos activistas de Hamas han sido víctimas de los  
bombardeos. Siempre son las víctimas acostumbradas.
 Es importante entender lo que es la vida en Gaza cuando Israel se 
comporta de manera moderada  entre una crisis y otra. Una buena 
representación de esto la reportó el  representante de la Agencia de 
Naciones Unidas para los Refugiados,  Mads Gilbert, el valiente físico 
experto de nacionalidad noruega, quien  ha trabajado mucho tiempo en 
Gaza y vivió la cruel y asesina operación Plomo endurecido. En todos aspectos, la situación es desastrosa.
               Sólo en lo que respecta a los niños, Gilbert reporta: 
“Los  niños palestinos en Gaza sufren inmensamente. Gran cantidad padece
  desnutrición por las condiciones impuestas por el gobierno israelí,  
debido al bloqueo al territorio palestino de Gaza. La anemia es común en
  todos los mayores de dos años, a los que afecta en 72.8 por ciento.  
Desnutrición, baja talla y bajo peso afecta, respectivamente, a 34.3,  
31.4 y 31.45 por ciento de todos los niños del territorio. Estos índices
  empeoran, según cada nueva medición.
 Cuando Israel se porta bien al menos dos niños palestinos son 
asesinados cada semana, y este patrón se ha mantenido durante los 
últimos 14 años.
 La causa de fondo es la ocupación criminal de los territorios  
palestinos y todas las medidas que se adoptan en Gaza para que su  
población sobreviva apenas, mientras los palestinos de Cisjordania son  
obligados a mantenerse dentro de cantones inaccesibles, todo lo cual  
pone a Israel en una violación flagrante del derecho internacional y  
resoluciones explícitas del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, por
  no hablar de una mínima decencia humana.
 Y así continuará mientras Israel sea apoyado por Washington y tolerado por Europa, para nuestra vergüenza eterna.
 
(Traducción: Gabriela Fonseca)