martes, 31 de mayo de 2011

Amor Gay


Nunca antes me había fijado en la cantidad de parejas homosexuales que se ven paseando por Venecia. Los encuentras caminado por los puentes, a la orilla de los canales, cenando en los pequeños restaurantes del casco viejo. No suele tratarse de dúos espectaculares, sino todo lo contrario: gente discreta, tranquila, a menudo con aspecto educado. Mirando a los demás aprendes cantidad de cosas, y en el caso de estas parejas siempre me encanta sorprender sus gestos comedidos de confianza o afecto, el reparto convencional de roles que suele darse entre uno y otro, la ternura contenida que a menudo sientes flotar entre ellos, en su inmovilidad, en sus silencios.

Pensaba en todo eso el otro día, a bordo del vaporetto que cubre el trayecto de San Marcos al Lido. Sobre la laguna soplaba un viento helado, los pasajeros íbamos encogidos de frío, y en un banco de la embarcación había una pareja, hombre y hombre, cuarentones, tranquilos. Se sentaban muy juntos, apoyado discretamente un hombro en el del compañero, en un intento de darse calor. Iban quietos y callados, mirando el agua verdegris y el cielo color ceniza. Y en un momento determinado, cuando el barco hizo un movimiento y la luz y la gama de grises del paisaje se combinaron de pronto con extraordinaria belleza, los ví cambiar una sonrisa rápida, fugaz, parecida a un beso o una caricia.

Parecían felices. Dos tipos con suerte, pensé. Aunque sea dentro de lo que cabe. Porque viéndolos allí, en aquella tarde glacial, a bordo del vaporetto que los llevaba a través de la laguna de esa ciudad cosmopolita, tolerante y sabia, pensé cuántas horas amargas no estarían siendo vengadas en ese momento por aquella sonrisa. Largas adoslescencias dando vueltas por los parques o los cines para descubrir el sexo, mientras otros jóvenes se enamoraban, escribían poemas o bailaban abrazados en las fiestas del Instituto. Noches de echarse a la calle soñando con un príncipe azul de la misma edad, para volver de madrugada, hechos una mierda, llenos de asco y de soledad. La imposibilidad de decirle a un hombre que tiene los ojos bonitos, o una hermosa voz, porque, en vez de dar las gracias o sonreír, lo más probable es que le parta a uno la cara. Y cuando apetece salir, conocer, hablar, enamorarse o lo que sea, en vez de un café o un bar, verse condenado de por vida a los locales de ambiente, las madrugadas entre cuerpos Danone empastillados, reinonas escandalosas y drag queens de vía estrecha. Salvo que alguno -muchos- lo tenga mal asumido y se autoconfine a la alternativa cutre de la sauna, la sala X, la revista de contactos y la sordidez del urinario público.

A veces pienso en lo afortunado, o lo sólido, o lo entero, que debe de ser un homosexual que consigue llegar a los cuarenta sin odiar desaforadamente a esta sociedad hipócrita, obsesionada por averiguar, juzgar y condenar con quién se mete, o no se mete, en la cama. Envidio la ecuanimidad, la sangre fría, de quien puede mantenerse sereno y seguir viviendo como si tal cosa, sin rencor, a lo suyo, en vez de echarse a la calle a volarle los huevos a la gente que por activa o por pasiva ha destrozado su vida, y sigue destrozando la de los chicos de catorce o quince años que a diario, todavía hoy, siguen teniéndolo igual que él lo tuvo: las mismas angustias, los mismos chistes de maricones en la tele, el mismo desprecio alrededor, la misma soledad y la misma amargura. Envidio la lucidez y la calma de quienes, a pesar de todo, se mantienen fieles a sí mismos, sin estridencias pero también sin complejos, seres humanos por encima de todo. Gente que en tiempos como éstos, cuando todo el mundo, partidos, comunidades, grupos sociales, reivindica sus correspondientes deudas históricas, podría argumentar, con más derecho que muchos, la deuda impagada de tantos años de adolescencia perdidos, tantos golpes y vejaciones sufridas sin haber cometido jamás delito alguno, tanta rechifla y tanta afrenta grosera infligida por gentuza que, no ya en lo intelectual, sino en lo puramente humano, se encuentra a un nivel abyecto, muy por debajo del suyo. Pensaba en todo eso mientras el barquito cruzaba la laguna y la pareja se mantenía inmóvil, el uno contra el otro, hombro con hombro. Y antes de volver a lo mío y olvidarlos, me pregunté cuantos fantasmas atormentados, cuántas infelices almas errantes no habrían dado cualquier cosa, incluso la vida, por estar en su lugar. Por estar allí, en Venecia, dándose calor en aquella fría tarde de sus vidas. 

Arturo Pérez Reverté

miércoles, 25 de mayo de 2011

Tráfico de blancas a finales del siglo XIX

"Las rutas de Eros" confluían en el bajo, como ha mostrado en sus investigaciones sobre este tema la historiadora Ivette Trochón.

viernes, 20 de mayo de 2011

martes, 17 de mayo de 2011

Emotiva campaña irlandesa en contra del acoso



BeLonG To es una organización irlandesa de jóvenes LGTB que acaba de lanzar una campaña con la intención de que los jóvenes heterosexuales, en vez de sumarse al acoso a los gays, defiendan sus derechos.

El eje principal de esta campaña es un emotivo vídeo en el que se cuenta la historia de una pareja de gays que viven en el armario en un instituto; también está el típico chico acosador que consigue aterrorizar a uno de ellos, el más abrumado por la situación, convirtiéndolo en la víctima sobre la que lanzar todas sus burlas.

Sobrevivir al instituto siempre ha sido duro pero siendo gay la cosa se complica todavía más. En todas las clases existe el típico matón que necesita atacar al débil para sentirse alguien en ese pequeño microcosmos que se genera en los institutos. Por suerte la vida fuera de ellos es más agradable.

Vía | Ambiente G

miércoles, 11 de mayo de 2011

Adolfo Pérez Esquivel a Barack Obama


Adolfo Pérez Esquivel (n. Buenos Aires, Argentina, 26 de noviembre de 1931) es un escultor, arquitecto y pacifista argentino que recibió en 1980 el Premio Nobel de la Paz por su compromiso con la defensa de los Derechos Humanos en Iberoamérica.

Ha escrito esta carta abierta a Barack Obama, Presidente de los EEUU y también Nobel de la Paz, con motivo de la reciente ejecución de Osama Bin Laden.

Estimado Barack:

Al dirigirte esta carta lo hago fraternalmente y a la vez para expresarte la preocupación e indignación de ver cómo la destrucción y muerte sembradas en varios países, en nombre de la “libertad y la democracia”, dos palabras prostituidas y vaciadas de contenido, terminan justificando el asesinato y es festejado como si se tratase de un acontecimiento deportivo.

Indignación por la actitud de sectores de la población de los EE.UU., de jefes de Estado europeos y de otros países que salieron a apoyar el asesinato de Bin Laden, ordenado por tu gobierno y tu complacencia en nombre de una supuesta justicia.

No buscaron detenerlo y juzgarlo por los crímenes supuestamente cometidos, lo que genera mayor duda; el objetivo fue asesinarlo.

Los muertos no hablan, y ante el miedo a que el ajusticiado pudiera decir cosas no convenientes para los EE.UU., la salida fue el asesinato y asegurar que “muerto el perro se terminó la rabia”, sin tener en cuenta que no hacen otra cosa que incrementarla.

Cuando te otorgaron el Premio Nobel de la Paz, del cual somos depositarios, te envié una carta que decía: “Barack, me sorprendió mucho que te hayan otorgado el Nobel de la Paz, pero ahora que lo tienes debes ponerlo al servicio de la paz entre los pueblos; tienes toda la posibilidad de hacerlo, de terminar las guerras y comenzar a revertir la grave situación que vive tu país y el mundo”.

Sin embargo has incrementado el odio y traicionado los principios asumidos en la campaña electoral ante tu pueblo, como poner fin a las guerras en Afganistán e Irak y cerrar las cárceles en Guantánamo y Abu Graib en Irak. Nada de eso has logrado hacer; por el contrario, decides comenzar otra guerra contra Libia, apoyada por la OTAN y la vergonzosa resolución de las Naciones Unidas de apoyarla; cuando ese alto organismo, empequeñecido y sin pensamiento propio, ha perdido el rumbo y está sometido a las veleidades e intereses de las potencias dominantes.

La base fundacional de la ONU es la defensa y promoción de la paz y dignidad entre los pueblos. Su preámbulo dice: “Nosotros los pueblos del mundo…”, hoy ausentes de ese alto organismo.

Quiero recordar a un místico y maestro que tiene en mi vida una gran influencia, el monje trapense de la Abadía de Getsemaní en Kentucky, Tomás Merton, quien dice: “La mayor necesidad de nuestro tiempo es limpiar la enorme masa de basura mental y emocional que atasca nuestras mentes y convierte toda vida política y social en una enfermedad de masas. Sin esa limpieza doméstica no podemos comenzar a ver. Si no vemos no podemos pensar”.

Eras muy joven Barack durante la Guerra de Vietnam; tal vez no recuerdes la lucha del pueblo norteamericano por oponerse a la guerra.

Los muertos, heridos y mutilados en Vietnam hasta el día de hoy sufren sus consecuencias.

Tomás Merton decía frente a un matasellos del correo que acababa de llegar -The U.S. Army, key to peace [El ejército estadounidense, clave de la paz]–: “Ningún ejército es clave de la paz. Ninguna nación tiene la clave de nada que no sea la guerra. El poder no tiene nada que ver con la paz. Cuando más aumentan los hombres el poder militar, más violan la paz y la destruyen”.

He compartido y acompañado a los veteranos de guerra de Vietnam, en particular a Brian Wilson y sus compañeros, quienes fueron víctimas de esa guerra y de todas las guerras.

La vida tiene ese no sé qué de lo imprevisto y sorprendente, de la fragancia y belleza que Dios nos dio para toda la humanidad y que debemos proteger para dejar a las generaciones futuras una vida más justa y fraterna; restablecer el equilibrio con la Madre Tierra.

Si no reaccionamos para cambiar la situación actual de la soberbia suicida, arrastrando a los pueblos a recovecos profundos donde muere la esperanza, será difícil salir y ver la luz. La humanidad merece un destino mejor.

Sabes que la esperanza es como el loto que crece en el fango y florece en todo su esplendor mostrando su belleza. Leopoldo Marechal, ese gran escritor argentino, decía que “del laberinto se sale por arriba”.

Y creo, Barack, que después de seguir tu ruta equivocando caminos, te encuentras en un laberinto sin poder encontrar la salida y te entierras más y más en la violencia, en la incertidumbre, devorado por el poder de dominación, arrastrado por las grandes corporaciones, el complejo industrial militar, y crees tener el poder que todo lo puede y que el mundo está a los pies de los EE.UU. porque impone la fuerza de las armas, e invades países con total impunidad. Es una realidad dolorosa, pero también existe la resistencia de los pueblos que no claudican frente a los poderosos.

Son tan largas las atrocidades cometidas por tu país en el mundo que daría tema para largo, es un desafío para los historiadores que tendrán que investigar y saber de los comportamientos, política, grandeza y pequeñeces que han llevado a EE.UU. al monocultivo de las mentes que no le permite ver otras realidades.

A Bin Laden, supuesto autor ideológico del ataque a las Torres Gemelas, lo identifican como el Satán encarnado que aterrorizaba al mundo y la propaganda de tu gobierno lo señalaba como el “eje del mal”, y eso le ha servido para declarar las guerras deseadas que el complejo industrial militar necesita para colocar sus productos de muerte.

Sabes que investigadores del trágico 11 de septiembre señalan que el atentado tiene mucho de “autogolpe”, como el avión contra el Pentágono y el vaciamiento anterior de las oficinas de las Torres; atentado que dio motivo para desatar la guerra contra Irak y Afganistán y ahora contra Libia; argumentando en la mentira y la soberbia del poder que todo lo hacen para salvar al pueblo, en nombre de “la libertad y defensa de la democracia”, con el cinismo de decir que la muerte de mujeres y niños son “daños colaterales”. Eso lo viví en Irak, en Bagdad con los bombardeos a la ciudad y el hospital pediátrico, y en el refugio de niños que fueron víctimas de esos “daños colaterales”.

La palabra vaciada de valores y contenido, por lo que al asesinato lo llamas muerte y dices que por fin EE.UU. ha “muerto” a Bin Laden. No trato de justificarlo bajo ningún concepto, estoy en contra de todo terrorismo, tanto de esos grupos armados, como del terrorismo de Estado que tu país ejerce en diversas partes del mundo apoyando a dictadores, imponiendo bases militares e intervenciones armadas, ejerciendo la violencia para mantenerse por el terror en el eje del poder mundial. ¿Hay un solo “eje del mal”? ¿Cómo lo llamarías?

¿Será por ese motivo que el pueblo de los EE.UU. vive con tanto miedo a las represalias de quienes llaman el “eje del mal”? El simplismo e hipocresía de justificar lo injustificable.

La paz es una dinámica de vida en las relaciones entre las personas y los pueblos; es un desafío a la conciencia de la humanidad; su camino es trabajoso, cotidiano y esperanzador, donde los pueblos son constructores de su propia vida y de su propia historia. La paz no se regala, se construye, y eso es lo que te falta, muchacho: coraje para asumir la responsabilidad histórica con tu pueblo y la humanidad.

No puedes vivir en el laberinto del miedo y la dominación de quienes gobiernan los EE.UU., desconociendo los tratados internacionales, los pactos y protocolos, de gobiernos que firman pero no ratifican nada y no cumplen ninguno de los acuerdos, pero hablan en nombre de la libertad y el derecho.

¿Cómo puedes hablar de la paz si no quieres cumplir con nada, salvo los intereses de tu país?

¿Cómo puedes hablar de la libertad cuando tienes en las cárceles a prisioneros inocentes, en Guantánamo, en los EE.UU., en las cárceles de Irak, como la de Abu Graib, y en Afganistán?

¿Cómo puedes hablar de los derechos humanos y la dignidad de los pueblos cuando los violas permanentemente y bloqueas a quienes no comparten tu ideología y deben soportar tus abusos?

¿Cómo puedes enviar fuerzas militares a Haití después del devastador terremoto y no ayuda humanitaria a ese sufrido pueblo?

¿Cómo puedes hablar de libertad cuando masacras a los pueblos del Medio Oriente y propagas guerras y torturas, en conflictos interminables que desangran a los palestinos e israelíes?

Barack: mira para arriba de tu laberinto, puedes encontrar la estrella que te guíe, aunque sepas que nunca podrás alcanzarla, como bien lo dice Eduardo Galeano.

Busca ser coherente entre lo que dices y haces, es la única forma de no perder el rumbo. Es un desafío de la vida.

El Nobel de la Paz es un instrumento al servicio de los pueblos, nunca para la vanidad personal.

Te deseo mucha fuerza y esperanza, y esperamos que tengas el coraje de corregir el camino y encontrar la sabiduría de la paz.

Buenos Aires, 5 de mayo de 2011

Un día como hoy, hace 34 años, volví a la vida; tuve un vuelo de la muerte durante la dictadura militar argentina apoyada por los EE.UU., y gracias a Dios sobreviví y tuve que salir por arriba del laberinto de la desesperación, y descubrir en las estrellas el camino para poder decir, como el profeta: “La hora más oscura es cuando comienza el amanecer”.

martes, 10 de mayo de 2011

Nunca adivinarás lo que se anuncia

Dirt Devil-The Exorcist from MrPrice2U on Vimeo.


Un anuncio muy curioso, con un final totalmente inesperado...

lunes, 9 de mayo de 2011

Amigos son los amigos


Un adolescente chino ha cambiado la vida de su amigo minusválido. Lui Shi Ching decidió un día llevar a Lu Shao a hombros desde el colegio hasta su casa. Y desde entonces no ha parado. Después de ocho años de cargar con su compañero a diario, asegura estar "feliz" por poder ayudar a su amigo.

Lui Shi Ching, un adolescente chino de 16 años, ha cargado con su amigo Lu Shao a hombros en el trayecto al colegio durante ocho años. Shao padece una minusvalía que le hace caminar con dificultad.
Hace años, el adolescente inválido no pudo volver a casa desde la escuela, cuando su madre no fue a recogerlo. Lui Shi Ching, que era más pequeño, decidió ayudarle y lo llevo a casa sobre su espalda. Desde entonces, se ha ocupado de llevar a su amigo de casa al 'cole' y del 'cole' a casa, e incluso de transportarlo al baño.

"Aunque pese, siempre he estado feliz por ayudarle. Y ya hace ocho años", afirma Shi Ching. Además, el adolescente no quiere dar importancia a su hazaña. De hecho, sus padres tardaron cuatro años en enterarse de lo que hacía a diario.

Shao, por su parte, asegura que la ayuda de su amigo ha cambiado su vida.

Vía │ Telecinco

viernes, 6 de mayo de 2011

Alimenta el acuario



Por favor, ayudame a alimentar mis peces. Solo te basta un simple click...

miércoles, 4 de mayo de 2011

domingo, 1 de mayo de 2011

Racionalismo griego


Aristóteles manifestaba que las mujeres tenían menos dientes que los hombres; aunque se casó dos veces, nunca se le ocurrió comprobar esta afirmación examinando la dentadura de sus esposas. 

Bertrand Russell