jueves, 26 de julio de 2012

El Romanticismo

"La libertad guiando al pueblo"; óleo de Delacroix, 1830. 

En el capítulo relativo a la Revolución Intelectual observamos que hacia fines del siglo XVIII una revuelta romántica se opuso a los cánones clásicos dominantes en literatura. En esencia, el romanticismo pretendía glorificar los instintos y las emociones en oposición al intelecto. Entretejíanse con él otros elementos: profundo amor por la naturaleza, desprecio hacia el formalismo, sentimental interés en los humildes y, a menudo, ardiente afán de rehacer el mundo.

Entre los jefes del movimiento en cierne contáronse Rousseau, Thomas Gray, Cliver Goldsmith, Robert Burns y Friedrich Schiller. El romanticismo floreció pujantemente en los albores del siglo XIX y alcanzó su cima alrededor de 1830. No se limitó a invadir el campo literario, sino que, como veremos luego, fue una fuerza vital dentro de la pintura y alcanzó considerable resonancia dentro de la música. En determinados terrenos debió competir con clasicismo, especialmente en Francia y durante la era napoleónica, mas fue, con todo, la más vigorosa escuela artística y literaria de las primera décadas del siglo XIX.


De "Civilizaciones de Occidente" de Edward McNall Burns; Edicions Peuser, Buenos Aires, 1953.

sábado, 21 de julio de 2012

La lucha contra el cáncer



Un flamante procedimiento curativo del cáncer, está a estudio de los técnicos del comité de lucha contra el implacable flagelo, que funciona en París. Entrevistado el presidente, señor Czerny, ha manifestado que el método consiste en exponer los tumores malignos, durante cuarenta minutos, a una serie de descargas eléctricas originadas por corrientes de alta tensión.

Parece que desde el punto de vista de la represión de los síntomas, nada ha reportado tan satisfactorios resultados, hasta la fecha, como la electroterapia. Ahora, en lo que respecta a si el método producirá verdaderas curaciones o contribuirá a extender y perpetuar la diátesis cancerosa; esto último es lo más probable.


De "Natura", órgano oficial de la institución del mismo nombre; Montevideo, Año VI, mayo de 1909, núm. LXV.

miércoles, 18 de julio de 2012

Mahoma: un gran profeta y estadista

Mahoma predicando en la Meca. Miniatura del siglo XV.

Un estadista mucho más eficiente aún, en cuya carrera el motivo del "retiro y regreso" está fuertemente acentuado, es el profeta Mahoma, que nació en el proletariado externo árabe del Imperio Romano en una época en que las relaciones entre el imperio y Arabia empezaban a entrar en crisis. En el paso del siglo VI de la era cristiana al VII, había llegado a su punto de saturación la impregnación de Arabia por las influencias culturales del imperio, lograda a través de  un continuo y dilatado proceso de maduración social. Tenía que producirse alguna reacción de Arabia sobre el imperio, en forma de contradescarga de energía; y el destino de una y otra parte, en la interacción arábicorromana, dependía íntimamente del problema, aún no resuelto, de la dirección que tomase la inminente réplica árabe y del plano de actividad social que eligiese como principal campo de acción. Fue la carrera de Mahoma (vivebat circa 570-632 d.C.) la que dió a esos problemas su solución histórica; y el preludio de los dos nuevos alejamientos cruciales sobre los que gira la historia de la vida de Mahoma fue un movimiento de "retiro y regreso".

La vida social del Imperio Romano de la época de Mahoma tenía dos rasgos que debían impresionar profundamente el espíritu de cualquier observador árabe porque en Arabia brillaban por su ausencia. El primero de ellos era el monoteísmo religioso. El segundo era la ley y el orden gubernamental. La obra de Mahoma consistió en la traducción de esos dos elementos de la estructura social del "Rum" a una versión vernácula, y en el ensamblamiento del monoteísmo y el imperio arabizados en una institución magistral -la omnímoda institución del Islam-, cosa que logró al impartir al nuevo régimen una fuerza impulsora tan titánica que el nuevo régimen -concebido por su autor para hacer frente a las necesidades de los bárbaros de Arabia- rompió los límites de la península y conquistó todo el mundo siríaco desde las playas del Atlántico hasta las costas de la estepa euroasiática.

Esta obra, en la que Mahoma parece haberse embarcado cuando tendría unos cuarenta años (circa 609 d.C.), fue cumplida en dos etapas. En la primera de ellas, Mahoma se atuvo exclusivamente a su misión religiosa; en la segunda, la misión religiosa fue superada, y casi aplastada, por la empresa política. La primera andanza de Mahoma en una misión puramente religiosa fue el resultado de su regreso a la vida provinciana de Arabia después de un retiro parcial (c. 594 d.C. et seqq) a la exótica vida de caravanero entre los oasis de Arabia y los puertos del Imperio Romano en los bordes del desierto siríaco, a lo largo de las franjas de la estepa nortearábiga. En la segunda etapa, o sea la políticorreligiosa, de la carrera de Mahoma comenzó con el retiro (hijrah) del profeta de su nativo oasis mequinés al oasis rival de Yatreb (desde entonces conocido par excellence como Medina, "la ciudad del profeta"). 

En el hijrah -reconocida por los musulmanes como hecho tan crítico en la carrera del profeta que se la eligió para fijar la fecha inaugural de la era islámica- Mahoma abandonó la Meca en calidad de fugitivo perseguido. Después de siete años de ausencia, regresó a la Meca, no como exiliado a quien le alcanza una amnistía sino como amo y señor no sólo de la Meca sino de media Arabia. Se ve, pues, que la primera etapa de la carrera de Mahoma puede compararse con la carrera de Solón, y la seguna con la carrera de César.


Del "Estudio de la Historia", vol. III, de Arnold J. Toynbee; Emecé Editores, Buenos Aires, 1953.

lunes, 16 de julio de 2012

Sobre la importancia histórica del Principismo

Ateneo de Montevideo, el gran reducto principista uruguayo.

El Principismo, más allá de sus utópicos desvíos o de su intolerancia doctrinaria, ha apurado, en breve trámite, una rendición de cuentas con el pasado que se volvía incuestionable reclamo luego de cuarenta años de equívoca vida independiente. Los hombres de su generación, acuciados por un generoso idealismo, dieron mucho de sí fascinados por el radiante fanal de la libertad civil. Supieron penetrar, en el fragor de la lucha en que estaban empeñados, hasta el meollo de la realidad de su tiempo, donde alentaba, como exigencia primaria de todo programa de superación, la plena libertad de opinión , de creencias, de enseñanza y el goce tranquilo de las prerrogativas individuales.

Por ese camino, erigieron en dogma todas las reivindicaciones de la libertad civil y política y de la personalidad humana. Empero, no encalló en el piélago de la especulación teórica la devoción de los doctrinarios. Movidos por aquel ideal de libertad e individuo -hombres del siglo XIX, al fin- supieron afrontar, a ejemplo e inspiración de sus apóstoles liberales del orleanismo, la prisión, el destierro y aún la muerte, en aras de su intransigente credo. Su siembra constructiva, supera, pues, en mucho sus exageraciones e intransigencias. En el subsuelo de todo nuestro andamiaje institucional republicano se descubre, a poco de rastrear, la huella de una idea o de un principismo nutricio inculcado por los liberales del setenta.

Lograron, y no fue menuda tarea, afincar en la indecisa conciencia nacional la sólida fe en un fundamento de principios como sustento primordial de la democracia uruguaya que, aún en pos de su ideario, se abre camino en el presente siglo. Su prédica, desde el Club Universitario, las cátedras de Economía Política y Derecho Constitucional, la prensa, los clubes o la brega parlamentaria, comprendía el tramo inicial en el devenir del Civilismo Nacional. Un largo itinerario cumplido desde la Sociedad de Amigos del País, la Unión Liberal, el Partido Radical, el Nacionalismo del 72, el Constitucionalismo Principista.

Bien es cierto que, no contando con la opinión mayoritaria, el Principismo de los Setenta no logró llevar a cabo muchas de sus fecundas iniciativas, condenadas -unas veces por la obstrucción de las fracciones tradicionales, otras por la indigencia de recursos- a naufragar sin remedio en la instancia del proyecto y la discusión legislativa. No obstante, el autor cree que la misión  histórica del  Principismo, de cara a sus aspiraciones y a la realidad, está cumplida con creces. Su revolución espiritual señaló rumbos precisos, en los hábitos y las ideas políticas, y, en más de un aspecto, posibilitó el régimen institucional que hoy rige a la República.


De "El Principismo del Setenta" de Juan A Oddone; Fondo de Cultura Universitaria, Montevideo, 1972. 

jueves, 12 de julio de 2012

Programación de computadoras


La programación para computadoras es un arte. Extrae lo mejor del genio creativo humano. Para algunos es divertida. Para otros es intelectualmente estimulante, igual que un juego de ajedrez. Pero la programación de computadoras también es una ciencia. Las reglas rígidas del lenguaje admitido por ella no permiten desviaciones. La escritura de programas para que otra gente los lea exige tanta disciplina como escribir artículos para publicaciones. El estilo es tan importante en la programación como en la escritura.

Los siguientes programas ilustran mi estilo de programación. Este libro contiene muchos programas que muestran aspectos de la simulación con computadora. Estudiar esos programas es bastante más fácil si en los programas se usa un estilo coherente y legible.

Los siguientes programas calculan la velocidad en metros por segundo y la distancia recorrida en metros, durante cada uno de los primeros segundos transcurridos al moverse un objeto con movimiento uniforme. Hagamos que T represente el tiempo en segundos; A la aceleración en metros/segundo/segundo; V la velocidad en metros por segundo y D la distancia en metros. La ecuación:

V = A * T

da la velocidad, conocida la aceleración y el tiempo; y la ecuación:

D = 0,5 * A * T * T

de la distancia recorrida por el móvil.

PROGRAMAS PRIMITIVOS

Los programas primitivos son programas sencillos diseñados para resolver un problema y luego ser desechados. El programador puede escribir un programa primitivo para demostrar un algoritmo particular (un procedimiento o método de solución). Un programa primitivo es difícil de leer y es casi imposible de volver a usar. Hay pocos programas primitivos largos, porque el programador se sumergiría en un mar de confusión y desesperación antes de acabarlo. Los programas largos deben ser cuidadosamente diseñados. El programa 1.1 ilustra un programa primitivo. La figura 1.1 muestra el resultado de ejecutar el programa en una computadora.

Programa 1.1

10 REM 1 - 1
20 FOR T = 1 TO 10
30 LET V = 8 * T
40 LET D = 4 * T * T
50 PRINT T,V,D
60 NEXT T
70 END

-------------------------------------------------------
  1.      8      4
  2.      16     16
  3.      24     36
  4.      32     64
  5.      40     100
  6.      48     144
  7.      56     196
  8.      64     256
  9.      72     324
  10.      80     400
Fig. 1.1 Ejemplo de resultados del Programa 1.1.

La salida producida por la máquina debe estar rotulada. Esto es necesario para su interpretación. También son útiles unas cuantas líneas mostrando el objetivo del programa, esto nos ayudará en el caso de que no funcione correctamente. Un mensaje estándar debiera usarse para marcar el final del programa. El programa 1.2 incluye esos rótulos. La figura 1.2 muestran el resultado de hacer que la máquina ejecute dicho programa.

Programa 1.2

10 REM 1 - 2
20 READ A,N
30 PRINT "CALCULA LA VELOCIDAD EN METROS POR"
40 PRINT "SEGUNDO Y LA DISTANCIA RECORRIDA"
50 PRINT "EN METROS AL FINAL DE CADA UNO DE"
60 PRINT "LOS PRIMEROS SEGUNDOS DE MOVIMIENTO"
70 PRINT "BAJO ACELERACION CONSTANTE"
80 PRINT "TIEMPO", "VELOCIDAD", "DISTANCIA"
90 FOR T = 1 TO N
100 LET V = A * T
110 LET D = .5 * A * T * T
120 PRINT T,V,D
130 NEXT T
140 PRINT "FINAL DE PROGRAMA"
150 DATA 8,10
160 END

------------------------------------------------------

CALCULA LA VELOCIDAD EN METROS POR SEGUNDO Y LA DISTANCIA RECORRIDA EN METROS AL FINAL DE CADA UNO DE LOS PRIMEROS SEGUNDOS DE MOVIMIENTO BAJO ACELERACION CONSTANTE.

TIEMPO          VELOCIDAD          DISTANCIA
  1.                         8                            4
  2.                         16                          16    
  3.                         24                          36
  4.                         32                          64
  5.                         40                          100
  6.                         48                          144
  7.                         56                          196
  8.                         64                          256
  9.                         72                          324
  10.                         80                          400
FINAL DE PROGRAMA

Fig. 1.2 Ejemplo de resultados del Programa 1.2

La salida de los programas largos pronto se convierten en una mezcolanza incomprensible. Una técnica simple pero muy útil consiste en separar secciones del programa con líneas en blanco. El espacio libre resultante mejora la legilibilidad. El programa 1.3 usa espacio en blanco. La figura 1.3 muestra el resultado de pasar el programa.

Programa 1.3

10 REM 1-3
20 READ A,N
30 PRINT
40 PRINT "CALCULA LA VELOCIDAD EN METROS POR"
50 PRINT "SEGUNDO Y LA DISTANCIA RECORRIDA"
60 PRINT "EN METROS AL FINAL DE CADA UNO DE"
70 PRINT "LOS PRIMEROS SEGUNDOS DE MOVIMIENTO"
80 PRINT "BAJO ACELERACION CONSTANTE"
90 PRINT
100 PRINT "ACELERACION EN METROS/SEG/SEG", A
110 PRINT
120 PRINT "TIEMPO", "VELOCIDAD", "DISTANCIA"
130 FOR T = 1 TO N
140 LET V = A * T
150 LET D = .5 * A * T * T
160 PRINT T,V,D
170 NEXT T
180 PRINT
190 PRINT "FINAL DE PROGRAMA"
200 DATA 8,10
210 END

-----------------------------------

CALCULA LA VELOCIDAD EN METROS POR SEGUNDO Y LA DISTANCIA RECORRIDA EN METROS AL FINAL DE CADA UNO DE LOS PRIMEROS SEGUNDOS DE MOVIMIENTO BAJO ACELERACION CONSTANTE.

ACELERACION EN METROS/SEG/SEG                                       8

TIEMPO                     VELOCIDAD                     DISTANCIA
  1.                                  8                                         4
  2.                                  16                                       16
  3.                                  24                                       36
  4.                                  32                                       64
  5.                                  40                                       100
  6.                                  48                                       144
  7.                                  56                                       196
  8.                                  64                                       256
  9.                                  72                                       324
  10.                                  80                                       400
FINAL DE PROGRAMA

Fig. 1.3 Ejemplo de resultados del Programa 1.3


De "Simulación con Ordenador" por L.L. McNitt; Editorial Paraninfo, Madrid, 1987.

martes, 10 de julio de 2012

El "Jueves Negro"


En la historia de los Estados Unidos, el "Jueves Negro" (24 de octubre de 1929) es una noche nefasta. Ese día, la Bolsa de Nueva York conoció una de las sesiones más enloquecedoras de una historia ya de por si muy animada. Desde el comienzo de la semana, los negocios se presentaban mal; y, contrariamente a lo que ocurriera en los últimos meses, numerosas órdenes de venta habían provocado una baja general de las acciones. El 22 y 23 de octubre, los compradores habían estado todavía suficientemente activos como para que los precios se mantuvieran; pero esto no ocurrió el 24.

Desde las primeras horas de apertura de la Bolsa, fue registrada una cantidad considerable de órdenes de venta; provenían, o de pequeños tenedores inquietos por la evolución de los días anteriores, o de especuladores que volcaban todo lo que retenían para no perder en la baja. El pánico fue tanto más grande por cuanto la mayor parte de los tenedores no eran propietarios sino en un 20 ó 30 %, siendo el resto prestado por los bancos. Durante toda la mañana del 24, no llegaron a Wall Street sino órdenes de venta, contra una sola oferta de compra.

La situación fue tal que, hacia mediodía, los seis más grandes bancos neoyorquinos, agrupados alrededor de la banca Morgan (cuya sede está frente a la Bolsa), decidieron detener el hundimiento de los precios mediante una compra masiva (240 millones de dólares). La baja fue así contenida hasta el fin de la semana, pero se reinició el lunes siguiente, y prosiguió hasta mediados de noviembre, siendo el grupo de los bancos impotente para detenerla. El precio de las acciones, por un tiempo estabilizado gracias a los esfuerzos del gobierno, volvió a bajar en la primavera de 1930, cuando los bancos quisieron revender las acciones compradas en octubre de 1929.

La confianza no estaba aún restablecida y el pánico se abatió de nuevo sobre Wall Street, ahora irremediablemente; a fines de 1930, la "prosperidad" de la que los americanos estaban tan orgullosos, había desaparecido.


S. Baille, F. Braudel, R. Philippe: "Le Monde Actuel"

domingo, 8 de julio de 2012

Declaración de amor de un hombre de cierta edad a una joven señorita


Señorita,

Si yo tuviera treinta años menos, quizá sería algo más atrevido para dirigir a Vd. una demanda que, según toda probabilidad, no acogerá. Pero, aunque tengo poca esperanza en el éxito de mi pretensión, me tomo sin embargo la libertad de ofrecer a Vd. en mi persona a la vez un amante y un amigo fiel. Mi corazón me dice que puedo hacer a Vd. dichosa, y a pesar de la desigualdad de nuestras edades, Vd. no podrá encontrar un amor más tierno y sentimientos más vivos que los míos; creo en verdad que su vista me ha rejuvenecido, y que si Vd. acepta mis homenajes, me encontraré vuelto como por encanto a los bellos días de mi vida. Por otra parte, yo, poseedor de cierta fortuna y sin herederos directos, desearía, Señorita, dejar a Vd. mi nombre y mis bienes como a la persona que estimo mas. Sírvase pues pronunciar cuanto antes sobre mi suerte; es con más temor que esperanza que aguardo su sentencia.

Soy con respeto, 
Señorita,
Su  sincero amante,

L. BOUTEUX

París, 4 de abril de 1857.



RESPUESTA FAVORABLE A LA DECLARACIÓN QUE PRECEDE


Muy Señor mío:

Principiaré por declararle que la desigualdad de nuestras edades me hecho vacilar largo tiempo para aceptar su proposición. Los gustos, las ideas, me decía yo, no serían los mismos entre nosotros, y de ello resultaría una continua desavenencia. Por otra parte, Señor, como Vd. está mucho más favorecido que yo del lado de la riqueza, yo temía que todos, y quizá Vd. el primero, viesen en mi determinación la señal de una avaricia egoísta y de una ambición ridícula. Pero la confianza que se carta me ha inspirado me tranquiliza contra estas aprehensiones; y si Vd. se ha decidido, como creo, después de maduras reflexiones, seré feliz de unir mi suerte a la de un hombre por quien he tenido siempre la estima más sincera, y que ciertamente no querría engañar a una joven que tiene fe en su palabra.

Soy con respeto,
Señor, 
Su muy  humilde y afectuosa servidora,

SOFIA ARNOUX

París, 6 de abril de 1857.


De "El Secretario Universal" por M. Armand Dunois; Garnier Hnos. editores, París, 1884.

sábado, 7 de julio de 2012

Exposición de aviación


El día de Navidad, debe inaugurarse en París el Salón de Aviación para exponer los últimos adelantos alcanzados por Wright, Asseriot, Farman, Delagrange, Dumont, etc., etc., en la navegación aérea. ¡Y pensar que hace no muchos años, todo el que se ocupaba de navegación aérea, era considerado como loco! El cambio es realmente notable. Lástima grande que todos los adelantos de la aviación, serán principalmente utilizados para la guerra. Llegados a esa consideración, bien podemos decir de los modernos inventos, que cuando mejores, peores.


De la revista "Natura"; órgano oficial de la institución del mismo nombre, Montevideo, año VI, enero de 1909, núm. LXI.

miércoles, 4 de julio de 2012

Del Papa Celestino VI a los hombres



“Los gerentes de los estados os han dejado a veces sin pan, a menudo sin libertad, casi siempre sin justicia; pero nunca se han mostrado avaros de altisonante palabrería”.

“Todos los dueños de pueblos han distribuido con generosa abundancia, dos cosas: armas y palabras. Armas para matar, palabras para engañar”.

“Vuestro error, inocente en sí, pero de calamitosos efectos, está en creer que existan sistemas de gobierno radicalmente distintos. Por ejemplo: que podéis ser gobernados por un hombre solo o bien por elección y voluntad de todo un pueblo. Las formas de gobierno parecen muchas a los papanatas que se dejan convencer por palabras y fachadas; pero, si consideramos con atención cuidadosa la estructura constante de la máquina política, se reducen a una sola: la oligarquía. Un hombre solo —llámese rey, tirano, autócrata, déspota o césar— no consigue mandar por entero sin la ayuda o complicidad de una pandilla de secuaces y seguidores. Todo gobierno, cualesquiera sea su nombre y sus pretensiones, no es sino el poder de una cuadrilla formada por unos pocos ciudadanos que se encaraman sobre todos los demás”.

“Esto no obstante, vosotros los ciudadanos, vosotros los súbditos, estáis siempre dispuestos a creer, por candidez o por inquietud temperamentales, que un cambio en el gobierno puede cambiar vuestros destinos”.

“He visto también sacerdotes más apasionados por las bancas y cacerías que por su ministerio, más deseosos de buena mesa que de buena fama, más preocupados por el politiqueo o el manejo de los bienes materiales que por cuidar el rebaño, más expertos en platicar que en edificar”.

Celestino VI es un Papa ficticio que reina en una época indeterminada, quizás hacia el fin de los tiempos, imaginado por el notable escritor italiano Giovanni Papini (1881-1956) y que aparece en sus obras "Cartas de Celestino VI a los hombres", de donde hemos tomado estas frases y en "Los Testigos de la Pasión" en donde el Celestino mantiene un debate impresionante con el Gran Rabino Sabatai Ben Shalom que en breve vamos a publicar de forma completa.  Papini fue un escritor genial con una personalidad muy compleja que se interesó muy especialmente en los temas escatológicos del cristianismo y realizó duras críticas a la Iglesia Católica y a la sociedad de su época que le valieron ser excomulgado y denigrado. Lo cierto es que a Papini no se le perdonó sus simpatías con el fascismo de Mussolini y murió olvidado y al borde de la locura en 1956.

lunes, 2 de julio de 2012

Acerca del positivismo


Augusto Comte (1798-1857)

El análisis kantiano abrió nuevos horizontes a este viejo problema y a otros que ya parecían agotados. Entre las posiciones interesantes derivadas de él encontramos el positivismo. El positivismo (A. Comte) parte de la imposibilidad de conocer lo absoluto tal como lo había mostrado Kant y se esfuerza por liberar a la ciencia, o sea el conocimiento positivo, de los resabios metafísicos. Sostiene que el conocimiento científico como el filosófico, no son dos modos de conocer compatibles, sino distintos grados en la evolución del conocimiento humano.

El espíritu del hombre a semejanza de la evolución del conocimiento, pasa por tres etapas sucesivas: estado teológico en el que cree poder llegar a conocer lo absoluto, busca la razón última de las cosas y cree en un ser causa última de las causas, Dios. A esto le sucede un estado metafísico que tiene características que tiene características semejantes al primero, pero en el que Dios es reemplazado por fuerzas naturales. El tercer período o se el positivo, se caracteriza por la investigación puramente científica, la única capaz de comprobación, que se limita a la investigación de las leyes, relaciones de fenómenos, dejando de lado la búsqueda de causas absolutas.

“Ciencia, de donde previsión, previsión de donde acción”, dice el aforismo comtiano, y con esto quiere recalcar el principio práctico del conocimiento positivo. El positivismo toma, pues, de las ideas kantianas, la parte de incognoscibilidad de lo absoluto, que echa fuera de su acción: en cuanto a las características del conocimiento que admite, está lejos de Kant aunque más no sea porque realmente no se plantea el problema del valor del conocimiento.

Otros positivistas (Spencer) toman este absoluto que había sido dejado por Comte. Este incognoscible, que escapa a todo conocimiento experimental, científico, constituye el dominio de otra actividad humana, que es la realización. Ciencia y religión resultan cada una con dominio completamente delimitado: mientras cada una usurpe funciones de la otra, es decir, mientras la religión crea poder conseguir un conocimiento positivo de lo incognoscible y mientras la ciencia, por otra parte, quiera sustituirlo por entidades metafísicas para engañarse a sí misma, habrá desacuerdo entre ellas.

La ciencia debe convencerse que ella no puede ir más allá de explicaciones próximas y relativas a la inteligencia humana que conoce y que quizás no responden para nada a la verdadera realidad: la religión debe convencerse, a su vez, que ella está frente a lo absoluto, que no podrá conocer directamente jamás.


De “Problemas Filosóficos” por María A. Carbonell; Montevideo, 1940.