miércoles, 30 de mayo de 2012

Uruguay en la guerra del Paraguay


La dictadura del Gral. Venancio Flores se prolongó desde el 20 de febrero de 1865, en que asumió el mando como consecuencia de la paz firmada con Villalba, hasta el 15 de febrero de 1868, en que dejó el poder al Presidente del Senado, Pedro Varela. Debido a las atenciones demandadas por la Guerra del Paraguay, Flores estuvo ausente del país desde junio de 1865 hasta octubre de 1866.

El 22 de junio de 1865 se embarcó hacia el frente de lucha el contingente militar que aportaba Uruguay a la Triple Alianza. Lo integraban alrededor de 2.000 hombres bajo el mando personal del general Flores. Las fuerzas uruguayas participaron en diversos e importantes acciones: Yatay, Uruguayana, Estero Bellaco, Tuyutí y Boquerón.

Después de la batalla de Curupaity, el general Flores se retiró del frente de lucha rumbo a Montevideo. Alegó como razón de ese retiro la necesidad de atender problemas de gobierno en su país. En realidad, ya en ese momento habían comenzado a hacerse sentir las discrepancias entre los aliados. 

Flores, habiendo ya satisfecho el compromiso contraído con los aliados que acompañaron su ascenso al poder, juzgó oportuno irse desvinculando de un conflicto al cual, por sus intereses, el Uruguay era completamente ajeno. A partir de ese momento, la participación uruguaya en la guerra fue muy reducida.


De "Historia del Uruguay y de América" (Tomo II: Vida Independiente) de Alfredo Traversoni; Editorial Kapelusz, Montevideo, 1963.

lunes, 28 de mayo de 2012

La moderna navegación aérea


Desde hace mucho tiempo, se pensaba dirigir en la atmósfera aparatos más densos que el aire, imitando a los insectos y aves que vuelan todos por el aire cumpliendo dicha condición. Los aparatos imaginados son de tres tipos: alas batidoras, helicópteros y aeroplanos. Las alas batidoras imitan el movimiento de las alas de las aves, pero no han dado resultado.

Las tentativas para conquistar el dominio de los aires debe haberlas hecho el hombre desde muy antiguo, por tener siempre a la vista el ejemplo de las aves, cuyo fácil vuelo le invitaba a imitarlas. Esto lo confirman las mitologías de todos los pueblos civilizados de la antigüedad; así, en los sepulcros egipcios se han encontrado pinturas murales que representan seres de tipo humano dotados de alas, lo mismo que en los monumentos asirios y persas. Ovidio nos cuenta las aventuras de Dédalo, que, huyendo de la cólera de Minos, construyó unas alas que le permitieron escaparse con su hijo Ícaro de la isla en que estaban prisioneros, lo solo logró él, pues Ícaro voló a mucha altura, derritiendo el Sol la cera con que tenía pegada las alas, y cayó al mar.

Débense al genio de Leonardo de Vinci, cuyo mérito como hombre científico corría parejo con su mérito de artistas, los primeros estudios serios sobre el vuelo de las aves; es lástima que una gran parte de sus escritos y dibujos se haya perdido, pero por los trabajos que nos quedan, puede verse que la teoría científica del vuelo había sido expuesta por Leonardo al establecer que el pájaro, que es más denso que el aire, se sostiene y avanza haciendo que el aire sea más pesado bajo las alas por donde pasa el pájaro, que por donde no ha pasado. Afirmación admirable en aquella época y que encierra la teoría del aeroplano moderno.

En los helicópteros se ha tratado de sostener el aparato por una o más hélices de eje vertical, asegurando la propulsión por medio de hélices de eje horizontal. Esta idea, que se ha realizado en juguetes para niños, no ha dado resultado, en grande.

Únicamente con los aeroplanos se ha conseguido efectuar los notables vuelos de la época actual. Son, como se sabe, combinaciones de superficies de tela, planas y ligeramente inclinadas hacia el horizonte. Cuando estos planos se mueven horizontalmente, la resistencia del aire crea una fuerza vertical dirigida de abajo arriba y capaz de sostener el aparato por encima del suelo. Como se ve, un aeroplano solo puede elevarse si se lanza horizontalmente con suficiente velocidad. Una o varias hélices, movidas por un motor, pueden asegura este movimiento.

El aeroplano en el seno del aire se halla en análogas condiciones que el submarino en el seno del agua, y por guardar un equilibrio perfecto, que cualquier causa externa o interna puede alterar, sus condiciones de marcha son mucho más difíciles y delicadas que las de un barco que navega apoyado sobre el agua.

El aviador y los tripulantes que vayan en aeroplano no pueden moverse del sitio, pues alterarían la posición del centro de gravedad, lo que haría perder su estabilidad al aeroplano, pudiendo ocasionar una catástrofe, en la que, ya sea por esa u otra causa, perecen ilustres e intrépidos aviadores, aunque continuando otros sin desmayar la conquista definitiva del reino de los aires.

Santos Dumont, Voisin, Delagrange, los hermanos Wright, Farman, Bleriot, Chávez, Newbery, Todoro Fels, que hizo la travesía del Río de la Plata por primera vez. El capitán inglés Alock, que cruzó el Atlántico en un solo vuelo de 2.500 kilómetros. El aviador francés Lecointe, que realizó el récord de altura, 11.125 metros, y últimamente los intrépidos aviadores Franco y de Pinedo, el primero de los cuales parte en el hidroavión "Plus Ultra" desde Palos de Moguer, llegando en pocas etapas a Montevideo y Buenos Aires, repitiendo en los aires la hazaña de Colón, y muchos otros constructores o aviadores ilustres, son nombres que están escritos con caracteres de oro en la historia de la navegación aérea.


Del libro escolar "Lecturas Suplementarias" de Joaquín Mestre; Imprenta de Dornaleche Hermanos, Montevideo, 1927.

domingo, 27 de mayo de 2012

Automatización y recuperación de información en la biblioteca escolar


Aunque todo lo que se escriba sobre estos temas pueda volverse anticuado antes de llegar a la imprenta, nos parece adecuado hacer un breve resumen del estado de la técnica en este momento.La automatización de ciertas actividades de biblioteca -registros de pedidos, registros de orden, reproducciones de ficheros y registros de circulación- es conveniente. Se debe tener cuidado de utilizar un sistema adecuado a la complejidad y magnitud de las operaciones. Por ejemplo, para la mayoría de las bibliotecas un sistema mecánico de tarjetas perforadas sería demasiado complejo y caro, en tanto que el sistema McBee Keysort de tarjetas perforadas resultaría adecuado incluso para la escuela pequeña. Una escuela pequeña que no puede permitirse el lujo de comprar máquinas para la reproducción de ficheros puede comprar sus libros ya catalogados, con juegos de fichas preparadas para el archivo.

Recuperación de información es un término que se utiliza vagamente para abarcar todos los sistemas electrónicos destinados a la selección, registro, descripción y trasmisión de información. Tuvo escasa aplicación práctica en el sistema de bibliotecas escolares de 1964, a pesar del hecho de que sus propagandistas escribieron estupendos artículos acerca de lectores de la escuela elemental que, sentados en gabinetes Cornberg, oprimían botones y dominaban toda la información que hoy contienen las grandes bibliotecas del mundo. Esto no es factible debido al costo, la falta de accesorios metálicos, a causa del hecho de que la información no ha sido registrada aún en cintas y por otras razones, incluidas las leyes de propiedad intelectual.

Puesto que la mayor parte del costo del proceso consiste en el análisis de la literatura y su reducción a una terminología transferible, no es probable que muchas escuelas puedan hacer frente a una gran producción de existencias de información en sus propios laboratorios. Si se estableciera un plan nacional para registrar toda la información disponible en cintas de computadoras, un estudiante podría, teóricamente, dominarla en el gabinete Cornberg. Hoy día, el factor costo por sí solo lo haría imposible. Si con ese plan nacional se pusieran en venta copias de cintas -sea de unidades de cintas o de computadoras- las escuelas más grandes o, posiblemente, la biblioteca central de una gran ciudad podrían financiar la adquisición de algunas de ellas.

El problema es mucho más complicado de lo que parece a primera vista y deberían realizarse cuidadosos estudios antes de que la escuela invierta dinero en la idea. Por ejemplo, es completamente comprensible que  debido al entusiasmo que produce la idea de tener un completo sistema de recuperación de información, se pase por alto la flexibilidad, utilidad y economía de una máquina más antigua: el libro impreso.

Los libros de consulta, especialmente en manos de una experimentada biblioteca referencista, pueden proveer información en forma muy eficaz y económica. Si el contenido de la Encyclopedia Britannica estuviera en cintas de computadoras y tuviera que ser utilizado por intermedio de consolas, para hallar la respuesta a una sencilla pregunta como "¿Cuántas esposas tuvo Enrique VIII?" haría falta por lo menos media hora (si la computadora está libre en el momento en que el lector desea la respuesta) y los costos oscilarían entre 60 y 120 dólares. Compárese esto con la comodidad de acudir a un estante y utilizar los volúmenes que están en la biblioteca escolar.

También debe recordarse que tampoco respondería necesariamente a los mejores intereses del estudiante la posibilidad de dominar toda la información que necesita sin realizar ningún esfuerzo. Un elemento fundamental en el proceso de autoeducación en los niveles elemental y secundario es la capacidad para aprender a aprender, proceso que parece enlazarse inevitablemente con el empleo del contenido de los portadores del saber. En otras palabras, se aprende historia si se trabaja con los datos de la historia. Lo importante es "trabajar con". Ni siquiera un erudito en historia podría realizar todas sus investigaciones a partir de la información que pudiese obtener de una computadora, aún cuando la computadora le fuera útil e incluso esencial en ciertos tipos de investigación histórica.


De "La biblioteca escolar" por Ralph E. Ellsworth; Biblioteca de la Nueva Educación; Buenos Aires, 1971.


NOTA:  Como puede verse, esta controversia entre las ventajas del libro impreso sobre los formatos electrónicos, o viceversa,  no es nada nuevo y ya estaba presente en el debate de hace cuarenta años. Sin embargo mucha agua ha pasado bajo el puente desde entonces y la tecnología ha dado saltos de gigante y hoy existen dispositivos que almacenan enormes cantidades de información a la que el usuario puede acceder en forma instantánea. Pero no se piense que este debate está superado, porque a pesar del tiempo transcurrido, el libro impreso sigue gozando de buena salud. En lo personal creo que no existe una contradicción real entre ambos formatos y se puede sacar gran provecho de la interacción entre ellos, potenciando el acceso a la información, el aprendizaje y el entretenimiento. 

jueves, 24 de mayo de 2012

La muerte de un hombre y de un secreto

Explosión de una bomba experimental de fósforo blanco sobre el USS Alabama  en 1921.

El profesor Wurtenberg, inventor de un explosivo que, según dicen, es veinte veces más poderoso que la dinamita, acaba de ser mortalmente herido por una explosión en su laboratorio de Eastchester. Una ambulancia llevó al profesor Wurterberg al Hospital Mount Vernon, donde los médicos no tienen la más mínima esperanza de salvarlo.

Se dice que el gobierno de los Estados Unidos había ofrecido no ha mucho, la suma de 1.000.000 de pesos por su invento, y que no aceptó esta proposición. El mal que significa la muerte del hombre, queda compensado con creces por la muerte del secreto. Ojalá este hecho sirva de lección a estos sabios malditos que en vez de consagrar su inteligencia a la vida y a la producción se convierten en formidables demonios destructores con sus horribles inventos.

De la revista "Natura" (Año V, Nº LVIII), Montevideo, octubre de 1908.

NOTA: No puedo dejar de preguntarme acerca de la naturaleza de esta misteriosa sustancia explosiva. Indagando en varias publicaciones, puedo afirmar con bastante certeza que se trata del llamado "fósforo blanco" un poderoso agente incendiario que fue utilizado por primera vez masivamente durante la Primera Guerra Mundial. El fósforo blanco fue prohibido por la Conferencia de Ginebra de 1925 que lo consideró un arma química. Sin embargo se le volvió a usar en varias guerras del siglo XX por lo barato de su costo y su gran poder destructivo. 

martes, 22 de mayo de 2012

Los primitivos habitantes del Uruguay

"El Ángel de los Charrúas", óleo de Juan Manuel Blanes (1830-1901)

La América, antes de ser descubierta, estaba poblada por una raza de hombres, salvajes casi en su totalidad, que se extendía desde el Estrecho de Magallanes hasta las partes más septentrionales del Canadá. Estos hombres, denominados indios por los primeros españoles, vivían en grupos y tribus, llegando algunas de éstas, más adelantadas que otras, a formar imperios fuertes, como el del Perú y el de Méjico. El territorio que hoy constituye la República Oriental del Uruguay estaba poblado, como los otros países de Sud América, por distintas tribus de indios que habitaban a lo largo de las costas. Cada tribu se componía de una agrupación de indios que variaba en número, sin ser, por lo general, muy considerable. Los indios que ocupaban el Uruguay estaban sumidos en completa barbarie; sin embargo, se distinguían por su valor e intrepidez. Varias eran las tribus que existían en tiempo de la conquista, siendo las principales la de los charrúas, la de los chanás, la de los yaros y la de los bohanes.

La tribu de los charrúas ocupaba una zona comprendida desde las costas del Atlántico y el Río de la Plata hasta el río San Salvador. Los charrúas cosntituían una fuerza fuerte y valiente, que nunca se doblegó ante los españoles. Eran de color moreno, cabello negro y lacio, de miembros fornidos, altos y vigorosos, de ojos pequeños y vivaces, de nariz afilada, escasos de pelo, excepto la cabellera, dientes fuertes y planos. Vivían de la caza y de la pesca, siendo hábiles en el manejo del arco y de la flecha, y habitaban en tolderías para resguardarse de la intemperie. Tenían una forma de gobierno primitivo, estando toda la tribu sometida a un jefe o cacique, al cual llamaban tubichá.

A la muerte de un cacique, se elegía otro nuevo, siendo éste el que tenía más dominio, más valor, más experiencia y más destreza. El cacique se hallaba rodeado de un círculo de ancianos que le servían de consejo en sus actos. El valor era un don indispensable para el charrúa, llevando hasta tal punto esta calidad, que el que carecía de ella, era considerado como un ser inferior. Los charrúas mataban a los niños nacidos defectuosos. Eran sobrios de naturaleza, cubriéndose en invierno con cueros de animales. Vivían bajo toldos, durmiendo en hamacas o en el campo. A la muerte de un pariente, se hacían incisiones en los dedos en señal de sentimiento. Para comunicarse con otra tribu encendían grandes fogatas en los parajes elevados, durante la noche. Enemigos de la holganza, llevaban una vida errante, empleada en cazar animales. Tenían los sentidos poderosamente desarrollados, sobre todo los de la vista, el oído y el olfato; usaban de flechas, mazas y bolas arrojadizas. Preparaban una bebida de la cual gustaban mucho, llamada chicha, y no eran sanguinarios en la pelea ni menos antropófagos, como se ha afirmado por algunos.

Los charrúas eran los indios más belicosos de Sud América. En las luchas contra la conquista, formaban un total hasta de mil hombres, organizados en columnas, con las cuales entraban al combate. La tenaz resistencia que opusieron durante tres siglos, hasta su completo exterminio, es una prueba de su valor inquebrantable. No tenían ideas exactas en materia de religión, por más que algunos autores afirman que creían en dos divinidades: la del bien y la del mal. La del bien era Tupá y la del mal era Añang.

Los otros indios que existían en el Uruguay eran los yaros. Los yaros ocupaban la parte comprendida entre el río San Salvador y el río Negro. Tenían las mismas costumbres que los charrúas, con los cuales se aliaron muchas veces, y eran valientes y emprendedores. Al norte de los yaros habitaba, en el río Negro, la tribu de los chanás, que era muy poco numerosa, viviendo por lo general en las islas, para resguardarse del ataque de las otras tribus. Las chanás eran hábiles remeros y nadadores, manteniéndose especialmente de la pesca. Las costumbres eran iguales a las de los otros indios. Pasando el Río Negro, sobre el Uruguay, se extendían los bohanes. Era ésta más una agrupación que una tribu y sus costumbres muy semejantes a las de los charrúas, yaros y chanás.

Las diferentes tribus que habitaban el Uruguay hablaban diferentes dialectos, pero todos ellos tenían su arranque en el guaraní, lengua común en casi toda la parte meridional de la América del Sur.


De "Historia de la República Oriental del Uruguay" por Pablo Blanco Acevedo; (Cap. 1); Impresora Uruguaya S.A., Montevideo, 1952.

domingo, 20 de mayo de 2012

Imagen y sonido


La transmisión artificial de imágenes y sonidos es otra de las notas que caracteriza la técnica de hoy. En este sentido la serie de inventos e innovaciones comienza con la fotografía, cuya fecha oficial de nacimiento es 1839, cuando el gobierno francés dona el invento a la humanidad, y cuyos perfeccionamientos ulteriores, en el material y en el proceso, ya en blanco y negro como en colores, le confirió gran popularidad, mientras se convertía en un auxiliar inapreciable tanto en la ciencia como en el arte.

La sigue en orden cronológico la telegrafía, es decir, la transmisión de signos a distancia que cuenta con un sistema precursor en el siglo XVIII: el telégrafo óptico, en el cual se transmiten señales, de estación en estación, que se veían mediante anteojos y cuya realización más importante tuvo lugar en Francia durante la Revolución, instalándose la primera línea telegráfica en 1794 entre París y Lille (225 km) con 22 estaciones intermedias. Aunque el sistema se extendió en Francia y en otros países, fue eliminado por la telegrafía eléctrica que se inicia en 1844 con el primer mensaje telegráfico que Morse remite entre Washington y Baltimore. Un primer perfeccionamiento es el telégrafo impresor de 1855 y una primera aplicación importante el tendido del primer cable transatlántico en 1866.

La invención del teléfono, que exigió la transmisión de sonidos articulados, no de meros signos, fue algo posterior. Se debe al escocés Bell, residente en Estados Unidos como profesor de sordomudos, que lo patenta en 1876, año en que logra transmitir una frase completa a 3 km de distancia (Boston-Cambridge). Entre los perfeccionamientos experimentados durante el siglo pasado cabe citar el micrófono en 1878 y el sistema automático, sin operación intermedia, en 1892. En las mejoras del teléfono intervino Edison, quien en 1877 inventa el micrófono a carbón, y en conexión con ese tema a fines de ese año patenta el fonógrafo, considerado su invento más original.

El siglo XIX asiste a la mecanización de la tipografía; la linotipo es de 1885 y la monotipo de 1887; y el arte de imprimir, inaugurando The Times de Londres en 1814 la primera máquina impresora, precursora de las actuales rotativas. El progreso realizado en este campo puede apreciarse por las siguientes cifras: en 1814 The Times se jactaba de imprimir 1.100 páginas por hora, a comienzos de este siglo esa cifra se elevaba a un millón y mediados del siglo a cinco veces más. Otros perfeccionamientos, como la impresión por "offset" y el rotograbado, son de comienzos de este siglo.

Con el arte de imprimir se vinculan las máquinas de escribir, de las cuales puede decirse que, aún diferentes de las actuales, inician su marcha en 1867 de acuerdo a una patente de ese año, apareciendo en el mercado unos años después. También en esta época aparecen máquinas sumadoras, de concepción antigua, y las registradoras en los mostradores de los negocios. En 1887 se inventó una máquina de calcular que multiplicaba directamente, sin hacerlo mediante sumas repetidas como las sumadoras comunes, aunque tal ingenioso invento quedó contrarrestado cuando se aplicó la electricidad a las sumadoras.

Tales máquinas empero resultaban insuficientes en la compilación de datos estadísticos, cada vez más numerosos y complicados, de ahí la importancia del invento de la máquina para tabular datos mediante tarjetas perforadas que patenta el estadounidense Hollerith en 1889. Sucesivos perfeccionamientos convirtieron esa máquina en una cabal computadora mecánica, que en el decenio de 1940 se convierte en electrónica.

Otro proceso técnico del siglo pasado, que cobró gran impulso y popularidad en éste, es la cinematografía, resultado de los intentos de combinar la fotografía con el movimiento. En 1892 se logran los primeros resultados con dibujos animados, que poco después ceden ante el éxito del cine de fotografía viva al nacer el primer "cinematógrafo" (la palabra es anterior) en París en 1895, instalado por los hermanos Lumiére, fotógrafos franceses. En cambio son de este siglo, en 1927, las primeras manifestaciones del cine sonoro.

En los medios de transmisión de sonidos e imágenes provocará, una verdadera revolución las ondas hertzianas u ondas de la radio, que se descubren en 1888 pero, cuya existencia había predicho el físico Maxwell en 1873.

La primera aplicación que encontraron esas ondas fue en la telegrafía cuando Marconi logra una transmisión inalámbrica entre Francia e Inglaterra en 1899 y, un par de años después, la primera transatlántica. En cambio, para la telefonía -nuestra radio- fue necesario recurrir a la electrónica, quedando establecida regularmente la radiotelefonía después de la primera guerra mundial gracias a los inventos de la válvulas termiónicas: el diodo de Fleming de 1904 y el tríodo de De Forest de 1906. En cuanto a la televisión, de la cual debe considerarse un precursor el alemán von Nipkow por sus investigaciones de 1884, las primeras transmisiones experimentales -hacia 1925- fueron inglesas, librándose al público en 1936, mientras que la televisión en colores se autoriza en Estados Unidos en 1954.

Otras aplicaciones de las ondas de radio en este siglo son el radar -que permite detectar y localizar objetos y cuyo desarrollo y difusión se inicia en 1943-, y los radiotelescopios, instrumentos que denuncian radiaciones de origen extraterrestre cuyo estudio pertenece a la radioastronomía, nueva rama de la astonomía surgida depués de la segunda guerra mundial.


De "Las revoluciones industriales" de José Babini; Biblioteca fundamental del hombre moderno; Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1972.

sábado, 19 de mayo de 2012

La infancia de Roma


Érase que se era, encaramadas en la escarpadura de sus colinas y perdidas por los marjales del Tíber, un grupo de pobres aldeas al presente mediocres y, según podía parecer, sin porvenir alguno. Pasan unos siglos. Los desheredados de ayer realizan en provecho propio la unidad italiana y, por la conquista de la cuenca mediterránea, fundan el Imperio más poderoso que jamás ha conocido el mundo. ¿Cuento de hadas? No. Más y mejor que eso. Pura historia: la historia de Roma.

En el momento en que Virgilio, en versos inmortales, trazaba retrospectivamente al pueblo romano la naturaleza de su misión, y en que Tito Livio le daba la más espléndida epopeya en prosa de que jamás fue objeto patria humana, Roma contaba ya diez siglos, por lo menos, de historia. En la época republicana, tenía su historia oficial -su credo- cuyo conjunto nos han transmitido los historiadores del Imperio. Resumamos sus líneas esenciales.

Habiendo escapado a la ruina de su patria, el príncipe troyano Eneas, después de andar errando largo tiempo por el Mediterráneo, acaba por desembarcar en la costa del Lacio donde reina el rey Latino. Concluye con él un tratado de alianza y se casa con su hija Lavinia, Ascanio, hijo de Eneas, venido de Troya en su compañía, funda la ciudad de Alba, donde reinan después de él una serie de reyes, descendientes de los suyos. El último, Procas, deja dos hijos, Numitor y Amulio.

Numitor, el mayor y heredero legítimo, es derribado por Amulio, que relega a la hija de aquel, Rea Silvia, entre las Vestales. A pesar de esta precaución, Rea Silvia tiene dos gemelos, Rómulo y Remo. Amulio para desembarazarse de ellos, los manda abandonarlos en las aguas del Tíber. Cuando son mayores, matan a Amulio, devuelven el poder a Numitor, que les concede, para establecer allí una ciudad, el lugar mismo en que habían sido recogidos, la colina del Palatino.

A este prefacio sucede el hecho decisivo de la historia romana, aquel sin el cual no hubiera existido la fundación de la ciudad de Roma. Plutarco, en su vida de Rómulo, se ha complacido en pintar un cuadro tan completo como circunstanciado: "Rómulo se ocupó de fundar la ciudad. Habiendo mandado venir de Etruria a hombres que les enseñaron las ceremonias y las fórmulas que era menester observar, como para la celebración de los misterios. Mandaron abrir un foso... 

Fueron echadas en él las primicias de todas las cosas de que se usa generalmente como buenas, y naturalmente como necesarias. Al final, cada cual puso allí un puñado de tierra del país de donde había venido; después de lo cual, se mezcló todo ello. Se dio a aquel foso, como al Universo, el nombre de 'mundus'. Se trazó luego en derredor del foso, en forma de círculo, el recinto de la ciudad. 

El fundador pone una  reja de bronce a un arado, engancha a éste un buey y una vaca y abre el mismo, sobre la línea que se ha trazado, un surco profundo. Va seguido de hombres que tienen cuidado de echar dentro del recinto todos los terrones de la tierra que el arado levanta y no dejar ninguno fuera de él. La línea trazada marca el contorno de las murallas y, por la supresión de algunas letras, se le llama 'pomerium', esto es, lo que se halla detrás o después de la muralla. Cuando se quiere hacer una puerta, se quita la reja, se cuelga el arado y se interrumpe el surco... Se conviene generalmente en que Roma fue fundada el 11 de las calendas de mayo (21 de abril), día que los romanos festejan todavía hoy, y al cual llaman día natal de su patria".

Fundada la ciudad de Roma, se sucedieron en el poder siete reyes. Rómulo, rey guerrero, combate victoriosamente a los pueblos vecinos, los cenienenses, los antemnates, los sabinos. El conflicto con estos últimos, provocado por el célebre rapto de las sabinas, se termina por un tratado de alianza y el poder conjunto de los dos reyes -Rómulo y T. Tacio- sobre sus pueblos reconciliados.

Numa Pompilio, el sucesor de Rómulo, su sabino, rey pacífico y legislador, da al Estado su constitución civil y religiosa. Con Tulio Hostilio, el tercer rey, la conquista se reanuda. Roma entra en lucha contra su metrópoli. Somete a Alba -combate de los tres Horacios contra los tres Curiacios-, después, a consecuencia de una revuelta, la destruye. Anco Marcio, otro sabino, reanuda las tradiciones pacíficas de Numa, redacta un código de leyes y funda, en la embocadura del Tíber, la colonia de Ostia.La serie regia se termina por tres reyes de origen etrusco: Tarquino el Antiguo, Servio Tulio, Tarquino el Soberbio. 

Tarquino el Antiguo introduce en Roma la influencia y el ceremonial etruscos. Realiza grandes obras de utilidad pública y de embellecimiento (desecación del Foro y construcción de una red de cloacas), y, por una serie de victorias, extiende el poder romano en el Lacio. Servio Tulio reforma las instituciones del Estado, y sanciona los resultados obtenidos en el exterior por la organización de la federación latina, de la cual el templo federal de Diana, nuevamente construido sobre el Aventino, llega a ser el centro.

Tarquino el Soberbio, en fin, introduce en Roma un régimen de tiranía. Extiende la dominación romana con sus guerras contras los volscos, y el establecimiento de colonias destinadas a contener a los vencidos. En el interior derrota a la aristocracia, y, por la exageración simultánea de los tributos militares y financieros, provoca el descontento general.

¿En qué medida este relato tradicional responde la verdad histórica? Para ver claro en ello, en cuanto sea posible, conviene ante todo disipar un equívoco fundamental. Leyenda e historia, para nuestros espíritus de hombres modernos, se oponen radicalmente, puesto que la leyenda procede de la imaginación y la historia de la realidad. Los historiadores antiguos, aún los más científicos, un Salustio o un Tácito, tienen un concepto por completo diferente de la tradición histórica. 


De la "Nueva Historia de Roma" por León Homo; Editorial Iberia, Barcelona, 1949. 

jueves, 17 de mayo de 2012

Perry Anderson: "Transicones de la antigüedad al feudalismo"


La transición de la Antigüedad clásica al feudalismo ha sido menos estudiada dentro del materialismo histórico que la transición del feudalismo al capitalismo. En esta obra se estudian algunos de los problemas referentes al desarrollo europeo que surgen del paso del mundo antiguo al mundo medieval. A partir de un análisis de carácter general del modo de producción esclavista se comparan las estructuras sociales y políticas de las sociedades griega, helenística y romana. Las razones de al caída del sistema imperial romano, que pone fin a la Antigüedad, se examinan a la luz de las divisiones regionales dentro del Imperio y de la evolución de las tribus germánicas en sus fronteras.

Tras una panorámica de la Edad Oscura que cubre los siglos V-VIII, Anderson traza un cuadro de la aparición en Europa occidental del feudalismo en cuanto nuevo modo de producción, para comparar las diferentes formaciones sociales del Occidente medieval (de Inglaterra a Italia y de Alemania a España) y estudiar la especial evolución de Escandinavia. Se examinan después las causas del notable crecimiento (y de la crisis final) de la comunidad feudal de Occidente. Por último, Anderson esbosa el específico patrón de desarrollo de Europa oriental en la época medieval, ponderando la significación de las invasiones de nómadas asiáticos en esta mitad de Europa. Los Balcanes son considerados como una subregión específica,  singularizada por la supervivencia de Bizancio. La obra se cierra con una reflexión sobre el carácter y la trayectoria del Imperio bizantino, cuya desaparición marca tradicionalmente el comienzo de la Edad Moderna de Europa.

Esta obra pretende ofrecer elementos de discursos para el debate sobre el pasado precapitalista de la civilización europea, y tiene su prolongación inmediata en el volumen El Estado absolutista. Perry Anderson es bien conocido por su labor como editor y autor en New Left review. Siglo XXI ha publicado también su obra Consideraciones sobre el marxismo occidental.


"Transiciones de la antigüedad al feudalismo" por Perry Anderson; Siglo XXI Editores. México DF, 1979.

lunes, 14 de mayo de 2012

Libros y lecturas


Un herrero de aldea compró la novela de Richardson intitulada "Pamela o la virtud recompensada", y acostumbraba a sentarse sobre el yunque en las largas tardes del verano para leer en voz alta ante numeroso y atento auditorio que,  a pesar de no ser corta, escuchó con interés la novela del principio al fin, y tanto deleite les causó el feliz desenlace de la acción, que prorrumpieron todos en exclamaciones de júbilo.

John Herschel

Los más puros placeres que he disfrutado son los asequibles a todo el mundo y estriban en el tranquilo trato con los talentos preclaros, en la comunicación con los pensadores insignes por medio de los libros, al amor de la lumbre.

Ricardo Gobden

Los libros son compañía muy deleitosa, y aún sin abrirlos parece como si desde los estantes hablaran con vosotros y os dieran la bienvenida al entrar en una biblioteca.

Willian Gladstone

Quien lee continuamente sin espíritu de investigación ni juicio crítico, queda tan movedizo e inseguro como antes. Es erudito, pero necio.

John Milton

Los buenos libros dilatan y esclarecen la vida de multitud de gentes.  Acaso no haya otra fuerza tan poderosa como la lectura para aliviar al apesumbrado en su desdicha, al afligido de sus dolores, al triste en su pena y al abyecto de su degradación. Los libros son compañeros del solitario, amigos del desamparado, solaz del tedioso, contento del descorazonado y sostén del desvalido. Son luz que desvanece las tinieblas y fulgor solar que disipa las sombras. Cuántos pobres miserables, olvidados del mundo, se consolaron de su pobreza y hallaron remedio a su necesidad, alivio a su pena y reparo de sus melancólicos pensamientos en la lectura de un libro excelente.

Orison Swett Marden 

domingo, 13 de mayo de 2012

Oyendo a Mozart

W. A. Mozart (1756-1791)

Óperas: Me gustan más los pasajes de Mozart que Rossini no pudo imitar; algo menos los que Rossini pudo imitar, y bastante menos aquellos en que Mozart... imitó a Rossini.

Cuartetos y sinfonías: La perfección también es admirable. 

Dejar lo anterior sin más no es justo. Mozart no fue sólo gracia y perfección, y no hubiera sido superado por nadie en religiosidad pura y honda y en expresión trágica de dolor. Sé cuales son los pasajes en que viene todo eso; y si hubiera sido posible un tiempo más...

***

Más todavía venía en Schubert, de dolor trágico y de todo lo genial más hondo. Y más pronto murió, y más necesario todavía era que no se hubiera muerto. Pero, cuando viene eso, así, no morirse tal vez no sea posible...

Beethoven, sin embargo, resistió...


De "Fermentario" de Carlos Vaz Ferreira; Centro Editor de América Latina, Montevideo, 1968.

sábado, 12 de mayo de 2012

Canciones para mí


Había una vez una nena que se paseaba por el Jardín de la Música. "Todos cantan", pensaba, "pero nadie canta para mí". Andando andando, como era muy , "pero nadie canta para mí". Andando andando, como era muy curiosa,  se asomó a una casita que no tenía más que una pared, y era cuadrada por fuera y redonda por dentro. Y allí se quedó quieta porque de la casita salía música. En cuanto la escuchó dijo:  -"Estas canciones son para mi", y señaló su propia persona con un dedo índice sucio de tinta y mermelada. 

Al rato llegó corriendo un chiquilín, y después otro, y después dos nenas más, y luego un chico pecoso, y más tarde tres bebés con babero. Todos se dieron la mano y cada uno dijo: -"Sí, estas canciones son para mí". Las mamás se acercaron y pensaron: -"Qué bien se portan estos chicos, qué quietos están". Pero no era más que una apariencia. Todos estaban jugando y viajando en sueños, muy lejos de allí.

Como ya habrás adivinado, la casita era este disco. Está habitada por muchas personas y animalitos que que quieren hacerse amigos tuyos y llevarte a correr por el mundo y el tiempo. Llevarte, por ejemplo, al Japón, donde la Luna se baña en el charquito Kito. Llevarte a Inglaterra para tomar un té loco como el del famoso sombrero que invitara a Alicia en su país de maravillas. Llevarte de aquí para allá, de Tucumán a París y del Japón a Pehuajó.

Ojalá estas canciones sirvan para que los chicos se den la mano y eventualmente arrastren en su viaje a algunos grandes un poco cansados de ser siempre grandes. Y ojalá tú también -nena o chiquilín que te asomas a esta casita- puedas decir: "Son canciones para mí". Para tí las hizo y las canta cuantas veces quieras

María Elena Walsh



Del disco "Canciones para mí" de María Elena Walsh; CBS, 1963.

martes, 8 de mayo de 2012

"Seguimos viviendo en la Edad Media", dice Jacques Le Goff

"Fue una etapa brillante", dice el historiador.


Por Luisa Corradini

Discípulos y colegas llaman al francés Jacques Le Goff “el ogro historiador”. Es una referencia al desaparecido Marc Bloch, cofundador de l’Ecole des Annales, quien afirmaba que un buen historiador “se parece al ogro de la leyenda: allí donde huele carne humana, sabe que está su presa”.

De un ogro, Jacques Le Goff tiene la estatura y el apetito. También tiene una insaciable curiosidad que lo llevó a transformarse en una referencia mundial sobre la historia de la Edad Media, período al cual el hombre contemporáneo le debe muchas de sus conquistas, dice.

A los 82 años, Jacques Le Goff sigue trabajando, a pesar de la profunda tristeza que le provocó la reciente muerte de su esposa –después de casi 60 años de vida en común– y de una caída que desde 2003 lo mantiene recluido en su departamento de París. Con cualquiera de sus libros –tantos que podrían formar una biblioteca– todo lector se siente inteligente y erudito.

Aún más que sus condiscípulos George Duby, Emmanuel Le Roy Ladurie y François Furet, Le Goff recurrió a todas las disciplinas para estudiar la vida cotidiana, las mentalidades y los sueños de la Edad Media: antropología, etnología, arqueología, psicología? Sus obras mezclan conocimiento y perspectivas. Con ellas es posible introducirse en un medioevo fascinante, donde se estudiaba y se enseñaba a Aristóteles, Averroes y Avicenas, las ciudades comenzaban a forjarse una idea de la belleza y los burgueses financiaban catedrales que inspirarían a Gropius, Gaudi y Niemeyer. En esa Edad Media masculina, la mujer era respetada, las prostitutas, bien tratadas y hasta desposadas, y solía suceder que las jovencitas aprendieran a leer y a escribir.

-Los historiadores no consiguen ponerse de acuerdo sobre la cronología de la Edad Media. ¿Cuál es la correcta, a su juicio?

-Es verdad que no todos los historiadores coinciden en esa cronología. Para mí, la primera de sus etapas comienza en el siglo IV y termina en el VIII. Es el período de las invasiones, de la instalación de los bárbaros en el antiguo imperio romano occidental y de la expansión del cristianismo. Déjeme subrayar que Europa debe su cultura a la Iglesia. Sobre todo, a San Jerónimo, cuya traducción latina de la Biblia se impuso durante todo el medioevo, y a San Agustín, el más grande de los profesores de la época.

-Usted, gran anticlerical, jamás deja de destacar el papel de la Iglesia en los mayores logros de la Edad Media.

-¡Pero no es necesario ser un ferviente creyente para hablar bien de la Iglesia! También soy un convencido partidario del laicismo: principio admirable, establecido por el mismo Jesús cuando dijo: "Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". Pero, volviendo a la cronología, la segunda etapa está delimitada por el período carolingio, del siglo VIII al X.

-El imperio de Carlomagno fue, para muchos, el primer intento verdadero de construcción europea?

-Falso. En realidad se trató del primer intento abortado de construcción europea. Un intento pervertido por la visión "nacionalista" de Carlomagno y su patriotismo franco. En vez de mirar al futuro, Carlomagno miraba hacia atrás, hacia el imperio romano. La Europa de Carlos V, de Napoleón y de Hitler fueron también proyectos antieuropeos. Ninguno de ellos buscaba la unidad continental en la diversidad. Todos perseguían un sueño imperial.

-Usted escribió que a partir del año 1000 apareció una Europa soñada y potencial, en la cual el mundo monástico tendría un papel social y cultural fundamental.

-Así es. Una nueva Europa llena de promesas, con la entrada del mundo eslavo en la cristiandad y la recuperación de la península hispánica, que estaba en manos de los musulmanes. Al desarrollo económico, factor de progreso, se asoció una intensa energía colectiva, religiosa y psicológica, así como un importante movimiento de paz promovido por la Iglesia. El mundo feudal occidental se puso en marcha entre los siglos XI y XII. Esa fue la Europa de la tierra, de la agricultura y de los campesinos. La vida se organizaba entre la señoría, el pueblo y la parroquia. Pero también entraron en escena las órdenes religiosas militares, debido a las Cruzadas y a las peregrinaciones que transformarían la imagen de la cristiandad. Entre los siglos XIII y XV, fue el turno de una Europa suntuosa de las universidades y las catedrales góticas.

-En todo caso, para usted, la Edad Media fue todo lo contrario del oscurantismo.

-Aquellos que hablan de oscurantismo no han comprendido nada. Esa es una idea falsa, legado del Siglo de las Luces y de los románticos. La era moderna nació en el medioevo. El combate por la laicidad del siglo XIX contribuyó a legitimar la idea de que la Edad Media, profundamente religiosa, era oscurantista. La verdad es que la Edad Media fue una época de fe, apasionada por la búsqueda de la razón. A ella le debemos el Estado, la nación, la ciudad, la universidad, los derechos del individuo, la emancipación de la mujer, la conciencia, la organización de la guerra, el molino, la máquina, la brújula, la hora, el libro, el purgatorio, la confesión, el tenedor, las sábanas y hasta la Revolución Francesa.

-Pero la Revolución Francesa fue en 1789. ¿No se considera que la Edad Media terminó con la llegada del Renacimiento, en el siglo XV?

-Para comprender verdaderamente el pasado, es necesario tener en cuenta que los hechos son sólo la espuma de la historia. Lo importante son los procesos subyacentes. Para mí, el humanismo no esperó la llegada del Renacimiento: ya existía en la Edad Media. Como existían también los principios que generaron la Revolución Francesa. Y hasta la Revolución Industrial. La verdad es que nuestras sociedades hiperdesarrolladas siguen estando profundamente influidas por estructuras nacidas en el medioevo.

-¿Por ejemplo?

-Tomemos el ejemplo de la conciencia. En 1215, el IV Concilio de Latran tomó decisiones que marcaron para siempre la evolución de nuestras sociedades. Entre ellas, instituyó la confesión obligatoria. Lo que después se llamó "examen de conciencia" contribuyó a liberar la palabra, pero también la ficción. Hasta ese momento, los parroquianos se reunían y confesaban públicamente que habían robado, matado o engañado a su mujer. Ahora se trataba de contar su vida espiritual, en secreto, a un sacerdote. Tanto para mí como para el filósofo Michel Foucault, ese momento fue esencial para el desarrollo de la introspección, que es una característica de la sociedad occidental. No hace falta que le haga notar que bastaría con hacer girar un confesionario para que se transformara en el diván de un psicoanalista.

-Usted habla de emancipación de la mujer en la Edad Media. ¿Pero aquella no fue una época de profunda misoginia?

-Eso dicen y, naturalmente, hay que poner las cosas en perspectiva. Yo sostengo, sin embargo, que se trató de una época de promoción de la mujer. Un ejemplo bastaría: el culto a la Virgen María. ¿Qué es lo que el cristianismo medieval inventó, entre otras cosas? La Santísima Trinidad, que, como los Tres Mosqueteros, eran, en realidad, cuatro: Dios, Jesús, el Espíritu Santo y María, madre de Dios. Convengamos en que no se puede pedir mucho más a una religión que fue capaz de dar estatus divino a una mujer. Pero también está el matrimonio: en 1215, la Iglesia exigió el consentimiento de la mujer, así como el del hombre, para unirlos en matrimonio. El hombre medieval no era tan misógino como se pretende.

-La invención del purgatorio, a mediados del siglo XII, parece haber sido también uno de los momentos clave para el desarrollo de nuestras sociedades actuales.

-Así es. Curiosamente, lo que comenzó como un intento suplementario de control por parte de la Iglesia, concluyó permitiendo el desarrollo de la economía occidental tal como la practicamos en nuestros días.

-¿Cómo es eso?

-La invención del purgatorio se produjo en el momento de transición entre una Edad Media relativamente libre y un medioevo extremadamente rígido. En el siglo XII comenzó a instalarse la noción de cristiandad, que permitiría avanzar, pero también excluir y perseguir: a los herejes, los judíos, los homosexuales, los leprosos, los locos... Pero, como siempre sucedió en la Edad Media, cada vez que se hacían sentir las rigideces de la época los hombres conseguían inventar la forma de atenuarlas. Así, la invención de un espacio intermedio entre el cielo y el infierno, entre la condena eterna y la salvación, permitió a Occidente salir del maniqueísmo del bien y del mal absolutos. Podríamos decir también que, inventando el purgatorio, los hombres medievales se apoderaron del más allá, que hasta entonces estaba exclusivamente en manos de Dios. Ahora era la Iglesia la que decía qué categorías de pecadores podrían pagar sus culpas en ese espacio intermedio y lograr la salvación. Una toma de poder que, por ejemplo, permitiría a los usureros escapar al infierno y hacer avanzar la economía. También serían salvados de este modo los fornicadores.

-Pero hasta la aparición del sistema bancario reglamentado, en el siglo XVIII, tanto la Iglesia como las monarquías sobrevivieron gracias a los usureros. ¿Por qué condenarlos al infierno?

-Porque así lo establecían las escrituras, como en la mayoría de las religiones. En el universo cristiano medieval, la usura era un doble robo: contra el prójimo, a quien el usurero despojaba de parte de su bien, pero, sobre todo, contra Dios, porque el interés de un préstamo sólo es posible a través del tiempo. Y como el tiempo en el medioevo sólo pertenecía a Dios, comprar tiempo era robarle a Dios. Sin embargo, el usurero fue indispensable a partir del siglo XI, con el renacimiento de la economía monetaria. La sed de dinero era tan grande que hubo que recurrir a los prestamistas. Entonces la escolástica logró hallarles justificaciones. Surgió así el concepto de mecenas. También se aceptó que prestar dinero era un riesgo y que era normal que engendrara un beneficio. En todo caso, y sólo para los prestamistas considerados "de buena fe", el purgatorio resultó un buen negocio.

-La Edad Media también inventó el concepto de guerra justa, vigente hasta nuestros días, como lo demostraron los debates en la ONU sobre la guerra en Irak. Curioso, ya que el cristianismo es portador de un ideal de paz. Hasta se podría decir que es antimilitarista.

-Es verdad. Ordenándole a Pedro que enfundara su espada, Cristo dijo: "Quien a hierro mate, a hierro morirá". Los primeros grandes teóricos cristianos latinos eran pacifistas. Pero todo cambió a partir del siglo IV, cuando el cristianismo se transformó en religión de Estado.

-En otras palabras, los cristianos se vieron obligados a cristianizar la guerra.

-En esa tarea tendrá un papel fundamental San Agustín, el gran pedagogo cristiano. Para él, la guerra es una consecuencia del pecado original. Como éste existirá hasta el fin de los tiempos, la guerra también existirá por siempre. San Agustín propuso, entonces, imponer límites a esa guerra. En vez de erradicarla, decidió confinarla, someterla a reglas. La primera de esas reglas es que sólo es legítima la guerra declarada por una persona autorizada por Dios. En la Edad Media, era el príncipe. Hoy es el Estado, el poder público. La segunda regla es que una guerra es justa sólo cuando no persigue la conquista. En otras palabras: las armas sólo se toman en defensa propia o para reparar una injusticia. Esas reglas siguen perfectamente vigentes en nuestros días.

-¿Se podría decir que el hombre medieval trataba de preservar la cristiandad de todo aquello que amenazaba su equilibrio?

-Constantemente. Déjeme evocar como ejemplo el que para mí fue el aspecto más negativo de la época: la condena absoluta del placer sexual, simbolizado por el llamado "pecado de la carne". La alta Edad Media asumió las prohibiciones del Antiguo Testamento. Desde entonces, el cuerpo fue diabolizado, a pesar de algunas excepciones, como Santo Tomás de Aquino, para quien era lícito el placer en el acto amoroso. Frente a la opresión moral, la sociedad medieval reaccionó con la risa, la comedia y la ironía. El universo medieval fue un mundo de música y de cantos, promovió el órgano e inventó la polifonía.

-Hace un momento hizo referencia a los fornicadores que tuvieron un lugar en el purgatorio. ¿Cómo fue esto posible en una época de tanta represión sexual?

-Hay una anécdota que ilustra perfectamente la dualidad medieval. El rey Luis IX de Francia, que después sería canonizado como San Luis, tenía una vitalidad sexual desbordante. En los períodos en que las relaciones carnales eran lícitas (fuera de las fiestas religiosas), el monarca no se contentaba con reunirse con su esposa por las noches. También lo hacía durante el día. Esto irritaba mucho a su madre, Blanca de Castilla, que en cuanto se enteraba de que su hijo estaba con la reina intentaba introducirse en la habitación para poner fin a sus efusiones. Luis IX decidió entonces poner un guardián ante su puerta, que debía prevenirlo y darle tiempo de disimular su desenfreno. Ese hombre lleno de ardor tuvo once hijos y cuando partió a la Cruzada, en 1248, llevó a su mujer, a fin de no privarse de sus placeres sexuales. ¡No imaginará usted que la Iglesia podía enviar a San Luis a arder en el fuego eterno del infierno!

-¿También podríamos decir que la Edad Media inventó el concepto de Occidente?

-La palabra "Occidente" no me gusta. Pronunciada por los occidentales, tiene un contenido de soberbia para el resto del planeta.

-Pero entonces, ¿cómo definir, por ejemplo, a América, heredera de Europa?

-América ha dejado de ser la heredera de Europa. Lo fue hasta finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando tanto Estados Unidos como el resto del continente dejaron de tener al hombre como centro de sus preocupaciones.

-Usted es un apasionado estudioso de la imaginación colectiva de la Edad Media. ¿Por qué eso es tan importante?

-Felizmente, las nuevas generaciones de historiadores siguen cada vez más esa tendencia. La imaginación colectiva se construye y se nutre de leyendas, de mitos. Se la podría definir como el sistema de sueños de una sociedad, de una civilización. Un sistema capaz de transformar la realidad en apasionadas imágenes mentales. Y esto es fundamental para comprender los procesos históricos. La historia se hace con hombres de carne y hueso, con sus sueños, sus creencias y sus necesidades cotidianas.

-¿Y cómo era esa imaginación medieval?

-Estaba constituida por un mundo sin fronteras entre lo real y lo fantástico, entre lo natural y lo sobrenatural, entre lo terrenal y lo celestial, entre la realidad y la fantasía. Si bien los cimientos medievales de Europa subsistieron, sus héroes y leyendas fueron olvidados durante el Siglo de las Luces. El romanticismo los resucitó, cantando las leyendas doradas de la Edad Media. Hoy asistimos a un segundo renacimiento gracias a dos inventos del siglo XX: el cine y las historietas. El medioevo vuelve a estar de moda con "Harry Potter", "La guerra de las galaxias" y los videojuegos. En realidad, la Edad Media tiene una gran deuda con Hollywood. Y viceversa. Pensé alguna vez que provocaría un escándalo afirmando que el medioevo se había prolongado hasta la Revolución Industrial. La verdad es que ha llegado hasta nuestros días.

-¿Se podría decir entonces que seguimos viviendo en la Edad Media?

-Sí. Pero esto quiere decir todo lo contrario de que estamos en una época de hordas salvajes, ignorantes e incultas, sumergidos en pleno oscurantismo. Estamos en la Edad Media porque de ella heredamos la ciudad, las universidades, nuestros sistemas de pensamiento, el amor por el conocimiento y la cortesía. Aunque, pensándolo bien, esto último bien podría estar en vías de extinción.


Este reportaje apareció publicado en el diario LA NACIÓN de Buenos Aires el 12 de octubre de 2005.

domingo, 6 de mayo de 2012

Carta de pésame de J. J. Rousseau a un amigo suyo que acababa de perder un hijo



¡Qué pérdida, Dios mío! ¡y a qué prueba, Señor, ha querido la Providencia poner su virtud! Es así como ella se burla de los proyectos que nos parecen más legítimos. Vd. ha gozado hasta ahora de todas las ventajas de esta vida: una prosperidad larga y constante, una fortuna establecida, una familia digna de Vd., he ahí muchas gracias que Dios no estaba obligado a hacerle, y quizá Vd. no ha pensado bastante que era a Él solo a quien Vd. las debía; no se le atribuye sino la mala fortuna, y no se cree deber la buena sino a sí mismo. Sin embargo es necesario pagar nuestras deudas tarde o temprano,  y ponerse en el espíritu que Él no nos envía a este mundo para ser dichosos.

Reciba Vd. su aflicción como una expiación de las culpas a que estamos sujetos en esta vida, y como una prenda de la felicidad que Dios nos prepara en otra. Queda a Vd. un hijo, emplee Vd. todos sus cuidados en hacer de él un hombre tan honrado como usted; en una palabra, consuélese con el que le queda, y ruegue por el que no tiene ya.
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NOTA: Esta carta, notable por otra parte, esta escrita sobre el tono de una filosofía severa. No se deberá servirse de ella sino con discreción.


De "El Secretario Universal" por M. Armand Dunois; Casa Editorial Garnier Hermanos, París, 1884.

sábado, 5 de mayo de 2012

Niñas de sociedad


El acontecimiento social de la semana ha sido el "baile blanco" en casa del doctor Aureliano Rodríguez Larreta, efectuado el lunes 18.

La presentación de distinguidas niñas que han querido entrar a la vida social bajo los auspicios de una dama que como la señora Matilde Arocena de Rodríguez, posee la más refinada distinción, "et par droit de naissance"; las señoritas que formaron hermoso marco a las presentadas, y las danzas elegidas, en que tuvieron representación lucida las clásicas, todos contribuyó a realzar el éxito y el brillo de la fiesta.

Es realmente encantadora la resurrección de los bailes antiguos que  se producen en este fin de siglo, que quiere morir, como su antecesor, haciendo las reverencias señoriles de la gavota y mostrando la gentileza y elegancia de los movimientos en las figuras del minuet.

Debemos felicitar a los que contribuyeron a esa feliz resurrección, y que, más que por afán de novedad, por acreditar la tradición de nuestro pasado social, reproducen en sus salones esas danzas elegantísimas.

(...) Es de esperarse, que en vista del éxito obtenido por la fiesta del  doctor Rodríguez Larreta, habrá bien pronto en nuestra alta sociedad alguna otra "soirée" danzante del mismo género. Las noches hivernales (sic) son largas, y la sociabilidad montevideana no abunda, desgraciadamente, en manifestaciones de tan simpática índole. Son plausibles, por lo tanto, las intenciones que tienen algunas damas de la "haute", de abrir sus salones en los próximos meses de Agosto y Septiembre. Ya se anuncian algunos bailes y tertulias, de los cuales el más original y el más sonado, resultará, de seguro, el que prepara la distinguida señora Bernarda Arrien de Howard.

El "clou" de esa fiesta en gestación, será (según nos lo dice al oído un travieso reporter con faldas), la presentacion de un grupo de señoritas y caballeros en los trajes que se usaban en Montevideo en 1830. La indumentaria originalísima de nuestra época romántica, será reproducida con verdadera exactitud arqueológica, y el grupo será presentado en una sala especial, amueblada según el estilo de la época".


"Rojo y Blanco", Año I, Núm. 2, 24 junio de 1900, en Alfredo Castellanos: "La Belle Epoque", p.12.

martes, 1 de mayo de 2012

Batlle y los problemas sociales

Giuseppe Pellizza: "El Cuarto Estado"

Montevideo, 21 de diciembre de 1906.
Honorable Asamblea General:

Entre las diversas exigencias que formulan las huelgas que se producen en el país figura casi sin excepción la de  que la jornada de trabajo se reduzca a ocho horas. No obstante, esta aspiración es casi constantemente desatendida, no porque el capitalista no la considere justa, sino porque el régimen de la competencia de las industrias solo permite hacer concesiones de esa especie a los establecimientos que se han sobrepuesto a sus competidores y realizan ganancias suficientes. Resalta así que, en la generalidad de los casos, la misma porción mínima de reposo que requiere el obrero para recomenzar sus tareas con nuevas energías, es sacrificada a la necesidad premiosa de efectuar una producción abundante y a reducido precio, destruyéndose de esa manera prematuramente la salud y la vida del obrero. Sin declamación ni exageración, puede asegurarse que las condiciones de vida, a este respecto de los animales de trabajo, son frecuentemente más ventajosas que las del hombre, pues, siendo aquellos propiedad del que los utiliza, inspira mayores cuidados su conservación ya que el sustituirlos con otros importa nuevos dispendios, mientras que el obrero que desfallece es inmediatamente reemplazado sin mayores erogaciones.

Pero la misma porción mínima que se requeriría para conservar la fuerza que permita continuar el trabajo no es el único reposo a que tiene derecho el hombre. Hay que reconocer al obrero, y, en general,  a todos los hombres de trabajo, miembros y factores importantes de una sociedad civilizada, el derecho a la vida de la civilización, a la vida del sentimiento, de la afecciones de la familia, de la sociedad, y, por tanto, el derecho de disponer del tiempo indispensable para participar de esos bienes. Cuando hayan destinado a la alimentación y al reposo de su organismo el tiempo necesario, todavía deben armonizar ideas con sus esposas, para conocer y acariciar a sus hijos y para extender su cultura moral e intelectual.

Estas ventajas, por otra parte, no lo favorecerán exclusivamente, sino que beneficiarán en primer término al organismo de la Nación, que los sentimientos patrióticos deben inducirnos  a vigorizar y perfeccionar. El elemento transformador constituye, por su número, la masa de la población del país. La defensa nacional le está principalmente encomendada. De él saldrá una parte considerable de los hombres destinados a dar dirección a la República. En él se debilitará o se robustecerá la raza; se mejorarán o corromperán las costumbres; se enaltecerán o abatirán las aspiraciones públicas. Suprimiendo el exceso de trabajo, que debilita la inteligencia, que oscurece el sentido moral, que extenúa el organismo, que da asidero a todas las enfermedades, que hace imposible la familia y que origina, como consecuencia de todos estos males, generaciones decrépitas, no se propenderá solamente a mejorar la situación del individuo, sino que se propenderá, y en primer término, a vigorizar el organismo y el carácter nacional, pues no podrá haber un pueblo sano, inteligente, noble, donde la masa de la población no sea convertida en un simple instrumento de trabajo, donde se sacrifique a un absorbente interés pecuniario la salud, la moral y la vida de los individuos, ni se podrá exigir sentimientos patrióticos a quienes no vean en la patria más que una madre sin cariño, indiferente a sus infortunios.
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Nuestra República debe aprovechar estos tiempos de formación que corren para ella, en que es fácil corregir vicios y defectos incipientes, así como implantar instituciones nuevas, y prepararse para ocupar un puesto distinguido entre las naciones civilizadas, no por la prepotencia de la fuerza, a la que no debe ni tampoco puede aspirar por la pequeñez de su territorio, sino por lo racional y avanzado de sus leyes, por su amplio espíritu de justicia y por el vigor físico, moral e intelectual de sus hijos.

El hecho de que una reforma no se haya todavía realizado en otro país o que sea generalmente aceptada, alegado con frecuencia en el seno de Vuestra Honorabilidad para rechazar ideas avanzadas, no debe ser invocado sino con mucha parsimonia, pues nuestra condición de pueblo nuevo nos permite realizar ideales de gobierno y organización social, que en otros países de la vieja organización no podrán hacerse efectivos sin vencer enormes y tenaces resistencias.

Inspirado en estas ideas el Poder Ejecutivo expone a vuestra consideración el proyecto de ley adjunta en que se relucen las horas de trabajo diario para niños y adultos, se establece el descanso de un mes para la mujer que ha estado de parto, y se extienden estas disposiciones a todos los órganos de trabajo en que la limitación del esfuerzo y la obligatoriedad del descanso se hacen necesarias atendiendo a consideraciones análogas a las que se acaban de exponer con respecto al trabajo de los obreros.
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El Poder Ejecutivo considera que la reducción obligatoria a ocho horas no presenta en nuestro país las dificultades que en las grandes naciones industriales y os lo propone para hacerse efectiva después de un período de transición de un año, en que la tarea sería de nueve horas. Actualmente la jornada de ocho horas ha sido conquistada por numerosos gremios entre nosotros, pero quedan muchos otros, que no gozan de este beneficio, por no haber tenido la organización y los recursos necesarios para obtenerla, y la ley debe acudir en su ayuda, ya que se trata de una viva necesidad higiénica y moral...


(De los considerandos del proyecto de ley laboral del año 1906).

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He creído que es indispensable que figuren en el programa de nuestro partido las normas de acción que deberán seguir en lo relativo a impuestos...

La primera cláusula del proyecto de resolución que se propone, establece que no creará ningún impuesto al trabajo nacional y que se procurará que desaparezca paulatinamente los impuestos que gravan ese trabajo.

La negativa de nuestra colectividad a cobrar impuestos a los que trabajan no tendría más objeto que la de facilitar su actividad; que el de no ponerles nunca una traba; y si el trabajador ganase mucho, tanto mejor. Pero el objeto de la sociedad no sería como se ve, el de renunciar al impuesto, porque el impuesto lo cobraría cuando el trabajo hubiera terminado por el fallecimiento del que lo produjera.
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Al gravar las herencias se disminuye o destruye, según los casos, una injusticia grande. La herencia, tal como existe, es uno de los graves males de la sociedad. La propiedad intelectual es una de las pocas bases de impuesto que el Comité Ejecutivo propone que sea aceptado por la Convención.

La propiedad es también una gran injusticia. El mundo, puede decirse, sin equivocarse, es de todos. El que viene al mundo, viene con el derecho de poner los pies, por lo menos, en él. Y, tal como está organizada la sociedad, hay muchos que nacen sin tener donde asentar sus pies.

La propiedad, en realidad, no debe ser de nadie, o más bien dicho, debe ser de todos, y la entidad que representa a todos es la sociedad. La propiedad, pues, debe ser de la sociedad. Los primeros habitantes de  la tierra tomaron lo que les pareció bien, sin adquirirlo de nadie, y todos se consideraban dueños de lo que entonces sobraba para todos; y sucesivamente se ha ido tomando posesión de esta forma. De esta manera hay un escaso número de personas que son dueñas de tierras y un multitud infinita casi, que no posee un metro cuadrado de ella.
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Otra de las bases del impuesto será la importación, como medio de favorecer a las industrias existentes, de estimular la creación de otras, y de disminuir o limitar los gasto del país en el exterior. El impuesto a la importación es una protección efectiva a los que trabajan en el país, porque la importación de artículos extranjeros mata nuestras industrias.
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No tendríamos ninguna industria sin la protección aduanera. La agricultura misma desaparecería...

Yo diría aquí que es un gran error el querer abaratarlo todo, porque cuando todo se abarata, principalmente los artículos de primera necesidad, se abarata el trabajo del obrero, porque si lo que él produce vale muy poco, lo que gane no puede ser mucho. La tendencia debe dirigirse no a abaratar las cosas, sino a subir los sueldos, a subir el precio del trabajo, y eso se consigue en parte por el impuesto a la importación.

Hay además el impuesto a los artículos cuyo uso convenga limitar, como el alcohol, por ejemplo...


(Del discurso en la "Convención del Partido Colorado" del mes de junio de 1925).

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La clase más desvalida de la República es la de la verdadera población nacional. El paisano es un paria en nuestro país. Duerme en un galpón, junto a los cueros y a los fardos de lana; no tiene, por lo general, más familia que la de las vinculaciones pasajeras; su sueldo mensual es de doce, ocho y hasta seis pesos, su alimentación deficiente, su libertad nula. Hay excepciones; pero la regla general es ésta.

Entretanto, sirve a la industria más próspera, más segura y de más grandes rendimientos que hay en el país. El precio de las vacas, de los cueros, de la lana se ha ido a las nubes; pero los paisanos continúan durmiendo en el suelo, comiendo mal, sin familia, sin nido, ni siquiera como el del pájaro hornero, sin dinero y sin libertad.

¿A qué se debe situación tan terrible? El mal viene de lejos. Allá durante la tiranía de Latorre, se alambraron los campos, y las estancias no tuvieron ya necesidad,  para cuidar sus ganados, sino de la cuarta o quinta parte de los peones que antes necesitaban. Los que ya no eran necesarios fueron arrojados con sus familias a los caminos, y rechazados de todos lados porque en ninguna parte se les  necesitaba.

Fue una desventura racional, de que nadie se preocupó en aquellos tiempos oscuros. Agrupados en los caminos, o en las orillas de los ríos, aquellos hombres tuvieron que robar el alimento propio y el de sus hijos, y transpusieron de noche, los alambrados, y carnearon las vacas que antes cuidaban...

Entonces se oyó la voz de los estancieros, la voz de los potentados, en tanto que no se oía el clamor de los infelices a quienes se negaba el derecho de vivir sobre su tierra; y el tirano dictó sus providencias. La ley sobre los vagos es de aquel tiempo; y también la penalidad del abigeato. El que no tenía trabajo era considerado "vago" y encerrado para siempre en un cuartel; el que robaba una oveja para dar de comer a su familia, era encerrado durante ocho meses en la cárcel. Además, las comisarías tuvieron carta blanca para matar a todo perturbador del orden. La miseria nacional fue domada, sometida...

Desde entonces el paisano es un paria. Y no porque los dueños de estancia sean peores que los demás hombres, sino porque se ha establecido el concepto general de que el trabajador del campo no vale más de lo que se le paga, de que no tiene derecho a más, de que seres tan deprimidos no sabrían apreciar una vida menos mala. Entre tanto, la campaña produce fortunas enormes.


("El Día", 8 de diciembre de 1919)

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Nuestra agrupación tiene una gran bandera que irá conquistando cada día nuevos adeptos, porque es bandera de amor al hombre, bandera de justicia; porque tiende a hacer la felicidad de los habitantes todos de la República; y nos llevará a preocuparnos, principalmente, de los que más necesitan de nuestro esfuerzo, que son los hombres de trabajo, los hombres que lo hacen casi todo y que al mismo tiempo son los que menos gozan de lo que hacen.

Nosotros hemos hecho algo: ya hemos establecido la jornada de ocho horas, que de los pueblos más avanzados de la Tierra, algunos empiezan recién a conquistar y otros no han conquistado todavía. La jornada de ocho horas, señores, es una obra de evidente humanidad, porque no ha habido, quizá, nada más inhumano en el mundo que las tareas de 14, 16 y 18 horas diarias de trabajo, impuestas, a veces, hasta a los niños de cuatro años... Las fábricas, entregadas a sí mismas, sin la fiscalización del Estado, devoran a los hombres que las sirven, y el Estado tiene que intervenir para que esos crímenes no se cometan...

Las fábricas devoran a los hombres; y no hace un siglo devoraban también a los niños hasta de cuatro años, que moviendo una pieza, arreglada a sus fuerzas, sentados durante el día entero, o de pie, ofrecían a la industria fuerzas más baratas que las del hombre hecho y morían antes de haber llegado a los ocho o diez años y después de haber dado todas sus fuerzas a las industrias que servían.

Nuestra principal tarea -ya que esas cosas, o parecidas, se producen o pueden producirse entre nosotros-, será impedirlas y propender a que todos los que trabajan se vean en una situación en que la vida pueda ser amable para ellos. En términos generales, esa y otras obras de igual importancia vamos a hacer nosotros.

Todo el entusiasmo de aquí se manifiesta debe transformarse en esfuerzo electoral, para asegurar, primero, venciendo al adversario tradicional, la posibilidad de luchar por nuestras ideas, y, hecho ésto para esforzarnos en implantarlas en la práctica.


(En Salto, junio 30 de 1920)

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Yo me he encontrado muchas veces con hombres de quienes he pensando en mi interior: "Estos vales más que yo". Más de una vez, hablando con obreros, hablando con hombres humildes, de trabajo, sin preparación alguna, yo he podido apreciar en ellos fuerza de voluntad, rectitud, inteligencia, resignación y dolorosa pero resistente, aceptación de la vida sin esperanzas, y yo me he dicho frente a más de uno:

Si este hombre hubiera tenido la poca preparación que yo he tenido, si este hombre empleara el lenguaje poco galano -pero en fin, superior al de la generalidad- que yo empleo, en razón de que mis padres pudieron hacerme ir a la Universidad y recibir estudios que otros no han podido, si ese hombre tuviera la preparación que yo he alcanzado -que confieso no es mucha- este hombre sería superior a mí.


(Canelones, 19 de mayo de 1919).

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Efectivamente, en las familias que apenas disponen de los recursos necesarios para la vida, el viejo es una carga. Al viejo no se le puede sostener cuando no puede trabajar, ni hacer ya nada; pero si dispone de una pensión, ya no es un peso, sino un ser que puede prestar un concurso a la familia, y que no perjudica a nadie, porque él se sostiene. Yo creo que esas pensiones son muy pequeñas y habrá que hacerlas un poco más altas, porque el que ha vivido toda su vida trabajando tiene derecho a no vivir en la miseria en su vejez.

Haríamos otras cosas por el estilo. Pero, con frecuencia, nuestros adversarios rechazan las proposiciones que hacemos nosotros. Se puede colegir poco más o menos lo que desean; y lo que desean es formar agrupación de gentes poderosas por su fortuna, que se ayuden entre sí para mantener oprimidas a las masas de la población nacional. Los pobres paisanos blancos que votan por su partido, votan contra ellos mismos.

Recientemente hemos querido establecer el salario mínimo para los peones de estancia y hemos tenido la resistencia de los nacionalistas, y la ley no ha podido pasar, porque los nacionalistas, agregados a los riveristas -que son también bastante conservadores- con algunos vieristas, han cerrado el paso a la ley; y como lo han cerrado a esa ley lo cerrarán a otras.


(En Treinta y Tres, 18 de mayo de 1922).